Llegó a San
Fernando, procedente de Ciudad Bolívar, en la década de los años cincuenta,
contratado para gerenciar el Hotel Hollywood, el más famoso del pueblo, ubicado
en la manzana aledaña al Palacio de Los Barbarito, frente al malecón de El
Cañito.
Años después,
compro una esquina y construyó una casa, una quinta para aquel entonces, en
la calle Bolívar, detrás del Grupo
Escolar República de Guatemala, e instalo un negocio y una Estación de Servicio
de gasolina que fueron muy prósperos. Por azares de la vida y su éxito como
comerciante, fue llamado por el Dr. Edgar Domínguez Michelanlleli a ocupar una
Secretaria de su gobierno, del área económica, en tiempos de Pérez Jiménez.
Con mucha
responsabilidad y abnegación asumió esa responsabilidad dándole a su gestión un
cariz de honradez y pulcritud en el manejo del tesoro público. Derrocado el
gobierno dictatorial algunos dirigentes de las nuevas corrientes políticas
recién instaladas en el mando abrieron una cacería de brujas contra todos los
funcionarios del gobierno derribado y a
Don Alejandro Urbano Taylor llegaron a acusarlo de corrupto.
Un hombre probadamente
honrado y honesto como él, de inmediato embarco a su esposa y a sus niños, a su
familia pues, en su camioneta ranchera, dotada de altoparlantes y recorrió las
calles de San Fernando durante más de dos horas difundiendo su probidad y
retando a cualquiera que tuviese dudas a
consignar en los organismos competente las denuncias correspondientes y sus
soportes.
Ninguno se atrevió a seguir adelante sus cacareos pues sabían que solo eran desafueros de fanáticos embriagados por el sectarismo. En esta época de corrupción y de corruptos por montón que brillan por sus fueros amparados en la impunidad, habrá algún funcionario en entredicho que se atreva a asumir la defensa de su honor, con la valentía y envergadura cómo lo hizo Don Urbano Taylor?
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