Columna. Personajes y Vivencias de mi
Pueblo.
Vladimir Hidalgo Loggiodice.
Durante el verano de 1953, cuando el río
Apure se cruza en canoas, botes y chalanas para arribar a la ribera deseada, un
grupo de distinguidas damas residentes en San Fernando, lideradas por Elena de
Urbano, Elba de Rodríguez, Silvina de Ortiz, Susana de Maica, Guilla de Salas,
Josefa de Bolívar, Isabel de Foata y la doctora Deternoz, unidas al Dr. Saverio
Barbarito; convencen al sacerdote Moisés Mayor, Superior de la Misión de Padres
Dominicos en el estado y Administrador Apostólico Delegado de la recién creada
Prelatura Nullius, de la necesidad de establecer un centro educativo para niñas
donde se impartieran ciencias y religión católica. Este lleva la inquietud a su
jefe inmediato monseñor Antonio Ignacio Camargo, obispo de Calabozo, y en poco
tiempo Mayor emprende viaje a España para reunirse con la madre Milagros Gómez,
Superiora General de las Dominicas Misioneras de la Sagrada Familia.
Ella le escucha con atención, no promete
nada, sin embargo el fraile regresa a su lugar de trabajo y entusiasma a las
integrantes de la junta procolegio que el sueño planteado puede tener feliz
término. Mientras las hermanas disciernen en Europa la posibilidad de fundar lo
solicitado, estas señoras laboran con ahínco y esperanza, y Barbarito ofrece el
inmueble destinado para dar clases. En agosto de ese año, haciendo punto de
partida en el histórico Colegio de San José de Las Palmas de Gran Canarias,
marchan varias religiosas hacia lo desconocido en busca de almas para el Cielo.
Las primeras en tocar suelo llanero, anticipándose al resto de las viajeras
comprometidas con la tarea, son Celina Monterrey, Monserrat de la Nuez y Susana
Montesdeoca. Parten de Canarias el 01 de septiembre en el buque Marqués de
Comillas, llegando a Caracas el 13, permaneciendo hasta el 18, en espera de
Alicia Morrás, designada para quedar al frente de la comunidad. Ella no puede
efectuar su recorrido en la fecha prevista, permaneciendo en Santiago de Chile
hasta fines de octubre. Las madres Celina, Monserrat y Susana toman vuelo hacia
Apure y una hora y cuarenta minutos después el avión desciende en el aeropuerto
Las Flecheras. Todo un acontecimiento regional. Les reciben autoridades,
colectividad general y representantes de escuelas.
Son conducidas a su morada y aparece a la
vista un edificio de una sola planta en la calle Bolívar de la ciudad. En la
ceremonia oficial de bienvenida habla el Dr. Edgar Domínguez Michelangelli, gobernador
del estado, y luego hacen uso de la palabra Elena de Urbano, presidente de la
junta, y el padre Rafael Chacín, que pronuncia un discurso sobre el concepto
educacional. El apoyo incalculable de los dominicos es determinante en el fruto
a cosechar, promoviendo en el pueblo el proyecto. Animan a las monjas e
inyectan en las futuras alumnas el deseo de estudiar y conocer las enseñanzas
del Señor. El 01 de octubre es la inauguración del colegio que inicia con una
eucaristía presidida por monseñor Camargo. Seguidamente un brindis y un acto
cultural que la junta prepara para festejar tan importante logro. Tres días
posteriores llegan la madre Bernardita Guerra y las sores Soledad Egüés,
Josefina López y Francisca Pérez. Esparce la alegría en la pequeña casa y toda
la población. Las ya establecidas inician a las nuevas en los misterios del
lenguaje local, con sus típicos modismos. Les muestran los cobertizos que muy
pronto serán aulas. El día 05 de octubre de 1953 abre sus puertas la
institución que llevaría en adelante el nombre titular de la congregación
"Sagrada Familia". Comienza así la siembra de conocimientos y
evangelio en la tierra abierta y tendida de muchos próceres de la independencia
e inspiración de Gallegos, dónde "... una raza buena amaba, sufría y
esperaba".
Sin pupitres, mesas y pizarras, solo con
unas cuantas sillas prestadas por la regente de la escuela "Díaz
Rodríguez", Ana Leonor Mayol, inicia esta experiencia. Con escasos
recursos, pero una inmensa ilusión en las hermanas, y en las que arribaron
posteriormente, la matrícula empieza con 110 discípulas y un régimen de
internado, semi-internado y externado. Es la forma de dar respuesta a un
pedimento del momento, pues el acceso a los lugares de estudios es difícil para
las estudiantes del interior del estado, sobre todo en época de lluvias.
Resuelto el problema de las vías de comunicación el internado desaparece. El
arranque es con un kinder mixto y una primaria femenina, teniendo como primera
directora a Celina Monterrey. El 29 de ese mes la reverenda madre Alicia
Morrás, tal como se prevé, asume la superioridad de la comunidad de misioneras
y la dirección del plantel. En 1954 aperturan el primer año de bachillerato
haciendo grandes esfuerzos hasta completar el ciclo básico.
El universo estudiantil crece con los
periodos escolares. Los pilares de familia anhelan que sus hijas reciban la
preparación que ofrecen las dominicas y aspiran algo similar para sus hijos,
aspiraciones colmadas en corto tiempo con la puesta en marcha del colegio
"San Juan de Letrán", de excelente aceptación. Desde entonces, muchas
actividades compartidas entre chicos y chicas: eucaristías, acciones
culturales, intercambios deportivos, manteniendo firmes los lazos fraternos de
los orígenes. Ante la escasez de profesores calificados, las hermanas acuden a
sus pares dominicos en busca de ayuda y una vez más se disponen a servir
impartiendo diferentes asignaturas, transmitiendo contenidos y despertando
ideales. De grata recordación los sacerdotes Moisés Mayor, Eugenio Guzmán,
Lorenzo Galerón, Albino Andrés, Ovidio Rodríguez, Ezequiel Hompanera, Felipe
Reviriego, Serafín Monasterio, Antonio García, entre decenas de otros más. Las
manos activas de las "madrecitas" recuperan y embellecen la iglesia
capilla "Sagrado Corazón de Jesús", contigua al colegio y comunicada
interiormente.
Las vivencias con las religiosas, unidas
al adiestramiento que día a día reciben, colocan las miradas de las jovencitas
en horizontes insospechados. El testimonio comunitario de entrega sin medida,
cariño, responsabilidad, exigencia, paciencia a toda prueba, suscita en ellas
deseos de "vivir como las hermanas y compartir ese estilo de vida".
De esta "siembra conjunta" nacen brotes, una alumna y una profesora
de la escuela piden el ingreso a la congregación, germinando una nueva etapa.
Estélia Díaz y Carmen María Díaz dan el primer paso, otras lo hacen después:
María Mercedes Bello, Leticia Silva, Alicia Bello, Berta Bello, Iraida Urbano,
Haydee Urbano e Isabel Hernández. Hacia otras órdenes parten Paulita Zerpa,
Camelia Zerpa y Elba Trina Rodríguez. El curso escolar 59-60 es bastante
significativo en la vida del centro. En vista del alto índice de analfabetismo
entre la gente humilde, deciden iniciar un turno nocturno. De mutuo acuerdo con
la Oficina Regional de Educación de Adultos la práctica nace el 01 de octubre
de 1959. Las jóvenes del diurno colaboran en esta labor como forma de
"enseñarles a ser solidarias con los débiles y de afianzar la incipiente
vocación de educadoras". Culmina en julio de 1988 por escasez de
escolares.
Con el correr del tiempo, aquella casa
solariega sede del plantel y residencia de evangelizadoras se hace pequeña.
Ejecutan ampliaciones y mejoras con ayuda de la hermandad y representantes del
alumnado. Principia el primer año de Normal con cuarenta muchachas. Luego de
doce meses inauguran la Escuela Normal "Avelina Duarte" y esto se
hace sentir en la inscripción de interesados, que baja notablemente y obliga al
cierre prematuro; pero simultáneamente los niños de kinder tienen acceso a
realizar la primaria y básico de secundaria en las instalaciones, una muestra
de adaptación a los cambios necesarios de coeducación, siempre fieles al
propósito original legado de los fundadores padre José Cueto y madre Pilar
Prieto Vidal.
Aparecen reformas educativas, nuevas
exigencias, a todas se les va dando respuesta. Varias hermanas, con mucho
sacrificio, comparten el trabajo con los estudios y obtienen títulos de
licenciadas en diferentes menciones. Se cumple la filosofía de la madre Pilar,
"Saber más para servir mejor". Varias de ellas enseñan además en
planteles públicos. La congregación se proyecta en la comunidad apureña por sus
aportes religiosos, educación, alfabetización de adultos, catequesis en barrios
y escuelas, grupos de Scouts, trabajo apostólico en pueblos, actividades
culturales y deportivas, olimpiadas, festivales de canto, danza y poesía;
teatro, campañas y animación litúrgica en parroquias. La planta física es
escenario para diversas agrupaciones, otras órdenes, clero diocesano y centros
oficiales, como una manera de compartir lo que son y tienen. También ha sido
parte importante el apoyo de laicos en los campos docente, administrativo y
obrero. Desde 2011 el colegio pasa a formar parte del Movimiento Fe y Alegría,
continuando con la atención a los sectores más populares adyacentes a la
institución. La directora actual es la profesora Martha Flores.
Honores y agradecimiento a todas las damas
dominicas de hábitos blancos y crucifijos en el pecho, por el sacrificio en
parte de sus vidas para sacar adelante varias generaciones de apureños con
sobresaliente educación, más valores morales y cristianos. Sin orden específico
alguno, Ana María Pérez, Genoveva Álvarez, María del Carmen Pesquera, María
Teresa Peláez, María Mercedes Bello, Iraida Urbano, Carmen Isabel Laguado,
Haydée Urbano, Margarita Arias, Benigna Cabrera, Dolores Coello, Josefina Díaz,
Visitación Fagundo, Julia María García, Concepción González, Isabel Hernández,
Milagros Liberal, Josefina López, Inmaculada Lorenzo, Susana Montesdeoca, Irma
Munar, Monserrat Nuez, María Puerta, Consuelo Rodríguez, Ana Sarmiento, María
Nieves Báez, Ángeles Cabrera, Margarita Chacón, Lourdes Díaz, Eugenia
Feliciano, Clara Gaudioso, Haydée Grimaldo, Delfina Jiménez, Africa López,
María Fernanda López, Pilar Miguel, Alicia Morrás, Elisa Munárriz, Dolores
Oramas, Estefania Rodríguez, Carmen Rodríguez, Mercedes Tejera, Berta Bello,
Ninoska Contreras, Isabel Díaz, Soledad Agüés, Morella Ferráez, María Eugenia
Goñi, Bernardita Guerra, Teresa León, Concepción López, Roncesvalles López,
Celina Monterrey, Josefa Múgica, Sara Naranjo, Francisca Pérez, Eulogia
Rodríguez, María del Carmen Rodríguez y Herminia Tijero. Que el Señor las
bendiga.
A cinco meses del cumpleaños setenta (70)
del Colegio Sagrada Familia, aún se recuerdan las palabras de la periodista
María Alejandra Marchena Carreño, ex alumna, con motivo del aniversario
sesenta, "La historia de este Colegio es imposible encerrarla entre
líneas, porque en ellas están inmersas las miles de historias de quienes se
formaron en sus aulas y como transformó nuestras vidas. Lo único que podemos
hacer es agradecer en silencio todo el amor que recibimos de él". Por eso
la SAGRADA es una Vivencia de mi Pueblo.
*** Edición y Montaje, Lic. Wladimir José
Hidalgo Benítez.
*** Agradecemos a la madre Iraida Urbano
el regalo del ensayo HUELLAS (1999), elaborado por su hermana, también
religiosa, Haydée Urbano Acosta, rico en historia de las Hermanas Dominicas en
Apure. A la periodista María Alejandra Marchena Carreño por haber puesto en
nuestras manos su video conmemorativo de los 60 años del Colegio, una belleza
en textos e imágenes. También al gran amigo Alberto Urbano Acosta por
prestarnos el "Álbum Historial de la Congregación de Religiosas Dominicas
de la Sagrada Familia" (1954), mejor imposible. A las ex alumnas Cecilia
Zoppi y Egilda Navas de Loggiodice, y el representante Carlos Cruz Benítez, por
el apoyo fotográfico.
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