Artículo de Opinión. Félix Velásquez. Una vez más en Venezuela se pone de manifiesto que los Derechos Humanos no van de la mano con los regímenes autoritarios o con el socialismo del siglo XXI. No es de extrañar que Chávez pretenda desligarse de manera arbitraria e inconsulta de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, para no ser controlado y supervisado por sus constantes atropellos a las libertades consagradas en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y las leyes internacionales.
Cabe destacar, que el Articulo 30 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos expresa claramente que ningún Estado, persona o institución puede arrebatarle o confiscarle sus derechos a los individuos de manera inconsulta o arbitraria.
Lo que hizo Chávez y Nicolás Maduro de dejarnos en la calle en materia de Derechos Humanos quedará en la historia como la mayor traición que el pueblo venezolano haya recibido los últimos 50 años. Le hablan de patriotas y lealtades al pueblo pero vienen a darles una puñalada a los Derechos Humanos, sin el mayor consentimiento de millones de venezolanos que saben de la importancia de controlar a los gobiernos totalitarios.
Con este tipo de acciones por parte del Estado venezolano lo que se avecina son tiempos de represión y oscuridad para la disidencia anti chavista. El Gobierno sabe que ha perdido fuerza en su discurso y en su imagen, ahora solo le queda la barbarie como instrumento de dominación y amedrentamiento, aislando a Venezuela del resto de los países que forman parte de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos.
Esta decisión de aislamiento puede ser producto de la posible derrota que olfatea Chávez el 7 de Octubre. El puede tratar de volver al poder por la fuerza de sus hordas y de los militares que se arrastran a sus pies, es desconocer la voluntad de un pueblo que se cansó de oír tantas mentiras y disparates en los últimos 14 años.
Debemos tener mucho cuidado con esta decisión, rechazar desde todo punto de vista esta barrabasada que el genio de Sabaneta se le ocurrió, gritarle al mundo que no estamos de acuerdo con salirnos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y que la idea de aislarnos de los valores democráticos es culpa de un gobierno tirano y calculador.
Hay que desnudar al régimen, que nadie se quede callado ante tal atropello. Los Derechos Humanos no se negocian, no se transfieren, no se ceden y menos frente a tiranos que piensan que retirando a su país de una instancia tan importante como esa, van a callar a un pueblo que está decidido a ser libre.
Solo queda dejar claro el rechazo contundente a tal atropello y, hacerle ver al pueblo que estamos frente a unos lobos vestidos de oveja que lo único que buscan es seguir enriqueciéndose en el poder a costa de lo que sea y en este caso fueron los Derechos Humanos los que desangraron para poder cumplir su cometido.