Pero el primer papa latinoamericano, que defiende una Iglesia cercana a los pobres, está empeñado en tener contacto con el pueblo, y en un trayecto por el centro de la ciudad en un papamóvil semidescubierto aupó a niños y no perdió la calma. "El secretario del papa me confió que estaba asustado, pero que el papa permaneció muy sonriente", indicó el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, en rueda de prensa.
Enfrentamientos violentos
Un fotógrafo de la AFP fue herido en la cabeza por un bastonazo de un policía, y un manifestante recibió una bala de goma en una pierna. Según la policía, los incidentes comenzaron cuando un manifestante lanzó un cóctel molotov. Cinco personas fueron detenidas. El papa, que hace hincapié en una Iglesia misionera, llamó a los jóvenes a evangelizar a las naciones en momentos en que los católicos pierden terreno frente a los evangélicos y el laicismo en su primer discurso junto a Rousseff.
En junio, más de un millón de personas tomaron las calles de varias ciudades de Brasil para exigir mejores servicios públicos y protestar contra los millonarios gastos de la Copa del Mundo y la corrupción rampante.
"Como una persona normal"
"Fue emocionante, el papa era como una persona normal, hasta tenía cara de sorprendido, como si no se esperara tanta cosa", comentó a la AFP Jorge Pantigoso (34), de Perú, luego de verlo pasar cerca de la catedral. El papa también llamó a los jóvenes a evangelizar, y les pidió que "vayan más allá de las fronteras de lo humanamente posible, y creen un mundo de hermanos y hermanas", en su primer discurso en Brasil, antes de reunirse con Rousseff.
El papa, de 76 años, no tiene reuniones anunciadas en su segundo día en Brasil y descansará en la residencia de Sumaré, en las alturas de Rio, en medio de la selva tropical atlántica, aunque Lombardi informó que podía reunirse con quien quisiera.
El arzobispo de Rio, Orani Tempestá, inaugurará oficialmente este martes la JMJ con una misa en la playa de Copacabana, prevista para las 18h00 local (21H00 GMT), y en la que se espera a cerca de un millón de personas.