Prensa.
Diario El Nacional.
La bloguera continúa su gira por 16 países, en la que expone desde una
visión crítica el actual panorama político de su país. Anuncia la creación del
primer periódico digital y descarta asumir cargos gubernamentales en el futuro
ADRIANA SCIALDONE
GARCÍA/MELISSA FRANCO MADRID
Yoani Sánchez no cuenta con acceso a Internet permanente en La Habana. Pero
se las arregla como puede, incluso entrando de clandestina a los hoteles para
contar con el anhelado wifi unos minutos. Tras 5 años con esta rutina, los
resultados son óptimos: más de 500.000 seguidores en Twitter y 1 millón de
lectores en su blog Generación Y.
La revista Forbes la nombró como una de
las 10 blogueras más influyentes del mundo. De hecho, en una oportunidad se
salvó de ser detenida más de 24 horas al enviar un tweet alertando al mundo que
unos policías le habían obligado a abordar una furgoneta. Sus escritos muestran
el lado débil del Gobierno de Cuba, lo que la ha convertido en una referencia
para los disidentes y en el punto de diana para los seguidores del castrismo.
Después de años de controversia sobre su labor comunicativa, la bloguera
visitó Madrid, donde participó en un foro organizado por Mario Vargas Llosa en
Casa de América. Esto forma parte de una gira que la lleva por 16 países para
narrar su experiencia. Filóloga de corazón periodístico, fue candidata al
Premio Nobel de la Paz en 2012 y hoy anuncia que abrirá un periódico en la
isla.
–Se define como una periodista “especialista en Internet sin Internet”…
–Yo no soy periodista de profesión, soy filóloga e informática por pasión.
Con el periodismo he tratado toda esa frustración de la situación que hay en mi
país y lo he canalizado hacia mi vida personal. En el blog explico que hay que
hacer cualquier cosa para canalizar esa frustración que arrastra mi generación
y, en mi caso, el periodismo ha servido para eso. La realidad cubana te provoca
muchas interrogantes y las respuestas vienen en forma de viñetas, de pequeñas
pinceladas y de crónicas de la realidad. Este periodismo ha tenido mucho
impacto porque la sociedad cubana está muy saturada de los dos tipos de
periodismo que hay: el quirúrgico, frío, de manual, y el periodismo oficialista
de aplauso. Algunas personas dicen que soy una periodista opositora y lo que
soy es una cronista de la realidad y en Cuba la realidad es opositora, la
realidad es la negación del discurso oficial.
–El Gobierno anunció que llegó Internet a los cyber de La Habana. ¿Qué
implica para los ciudadanos?
–Es verdad que se han dado pasos para flexibilizar la navegación por la
red, pero los cubanos seguimos sin tener acceso doméstico. Se abrieron 118
locales de Internet públicos a precios realmente prohibitivos, alrededor de 5
dólares por hora, en un país donde el salario promedio mensual está en un
máximo de 20 dólares. Después, estos cibercafés públicos tienen censuradas
algunas páginas de noticias sobre Cuba .
–Ha recorrido 16 países en 80 días, una gira importante ¿Cómo ha sido la
experiencia?
–Me considero una viajera virtual, pero esos viajes en el ciberespacio no
podía realizarlos en la vida real, por la sencilla razón de haber abierto un
blog y dar mi opinión. Eso significó un castigo de cinco años, durante los que
luché por obtener mi derecho de entrar y salir libremente de mi país. Se hizo
una reforma migratoria aunque hay restricciones todavía: hay una lista negra de
personas que no pueden viajar. Ya no estoy en esa lista, pero mañana podría
estarlo. En la gira he tenido momentos de todo tipo, pero incluso los más
difíciles han sido después los más positivos. He tenido experiencias increíbles
como conocer lectores, seguidores de Twitter, en definitiva, ver las pasiones
que provoca mi blog en un sentido u otro.
–¿Qué es lo que más le ha sorprendido?
–El interés que hay por el tema cubano. Ver que el castrismo está en
retirada en la mente de mucha gente. Desde Cuba pensé que quedaban más
castristas por el mundo y la verdad es que no.
–A la vuelta a la isla, ¿miró con otros ojos la realidad cotidiana?
–Este viaje lo he tomado como un viaje en la máquina del tiempo, hacia un
tiempo en el que en Cuba no estamos todavía. Creo que por eso no nos dejaban
viajar, porque todo viaje es oxigenación, es ideas, es contrastar lo que uno
vive con lo que viven otras personas en otras realidades. Cuando miro hacia la
isla en la distancia la veo como parada en el tiempo, como si mirara una postal
en tonos sepias, una postal del siglo XX con casas que no se modernizan, con
autos de la primera mitad de la centuria pasada y me da tristeza por mi país.
Me doy cuenta de que en Cuba nos han condenado a una parálisis tecnológica que
es casi un genocidio informativo y tecnológico. Todo viaje, en este caso, te devuelve
más inconforme a la isla, más rebelde, más revolucionario en el mejor sentido
de la palabra.
–¿Qué ha cambiado de Fidel Castro a Raúl Castro?
–Raúl se encontró un país en una situación muy crítica desde el punto de
vista económico, con una gran insatisfacción social y se dio cuenta de que
tenía que hacer algunos ajustes porque si no su poder peligraba. Los ajustes
“raulistas” van en la dirección correcta, hacia la apertura. El problema es la
velocidad y la profundidad. A este ritmo mis nietos tendrán Internet en 2025 y
mis bisnietos derecho a la asociación en 2070.
–Los hermanos Castro ya tienen más de 80 años. ¿Qué pasará en Cuba cuando
mueran?
–Uno de los grandes fracasos del sistema cubano es que no supo formar un
relevo porque siempre hubo suspicacias con las generaciones más jóvenes. Todo
aquel que estuvo dentro del poder, que brilló con luz propia y que tenía menos
edad que la generación histórica podía ser arrestado, encarcelado o
estigmatizado, los ejemplos sobran. El poder cubano ha sido como un Saturno que
se come a sus hijos. Han intentado preparar a un sustituto, el primer
vicepresidente Miguel Díaz Canel, y hay que ver en los próximos meses y años
cómo van a interactuar con él.
–Pertenece a una generación que nació durante el mandato de Fidel Castro.
¿Será la que traiga el cambio?
–Sí, porque el oportunismo, la máscara y la simulación se han convertido en
Cuba en técnicas de supervivencia. Entonces, a veces, los que se cuelgan la
máscara dicen que sí, aplauden y aceptan, pero cuando se quedan solos te das
cuenta de que no piensan como dicen públicamente y así mismo pasa en los
estamentos del poder. Habrá gente que diga que sí, pero el día en que tengan el
poder en sus manos se quitarán sus máscaras y se convertirán en los empresarios
corruptos del mañana, en los Vladimir Putin del futuro…
–¿Aceptaría el reto de un cargo político en un nuevo gobierno cubano?
–A mí me falta cinismo para hacer política. Además, en la Cuba que sueño lo
importante no serán las personas que estarán en el poder, esos serán meros
administradores que durarán un tiempo limitado. Me parece que la prensa va a
jugar un papel fundamental en la democratización y la reconstrucción del país.
Me apasiona este lado, además, me gusta ser la persona incómoda de los
gobernantes de hoy y de mañana. Este país hay que reconstruirlo y yo quiero
ayudar a ello desde la información. Ese es mi papel y lo tengo muy claro. Lo
que pasa es que me ha tocado vivir en un momento en el que tengo un rol
político, me guste o no.
–Tiene el proyecto de crear un periódico en Cuba…
–Más que un proyecto se ha convertido en una obsesión. Es un sueño el poder
fundar un medio de prensa porque en mi país está totalmente penalizado por la
ley, pero como yo no soy una persona que espera a que las cosas sean
autorizadas para hacerlo, pues vamos a empezar con un periódico digital. La
contradicción es hacerlo en un país donde sólo 3% de la población tiene acceso
a Internet y donde hay tan poca infraestructura informática para leerlo. Es
cierto, pero confío en ese ingenio y ese interés para acceder a la información
que tenemos los cubanos. Es un periódico moderno, del futuro, con una amplia
cartelera cultural, con mucha infografía, mucha imagen, con mucha información
del día a día que los cubanos no tenemos.
–Nicolás Maduro sigue apoyándose mucho en los hermanos Castro. ¿Cómo es
percibido en la isla?
–Me preocupa mucho que la relación histórica entre Cuba y Venezuela, que se
parecen culturalmente, muy cercanas geográficamente, que comparten pasajes de
la historia como una raíz hispana, vaya a lastimarse por un contexto
determinado. Estamos en un momento en el que para muchos venezolanos Cuba
significa la injerencia, el invasor, y para muchos cubanos Venezuela significa
el soporte del régimen. Me preocupa que en un futuro no podamos trascender este
momento tan determinado por las personas que tienen el poder en sus manos y no
por cómo piensan sus pueblos.
–¿Cómo perciben al presidente Maduro?
–Por un lado, la gente tiene pánico de que se corte el subsidio venezolano,
de que se vea afectado por un cambio político. Es una relación muy oportunista,
pero desafortunadamente así lo ha estructurado el Gobierno cubano. Por otro
lado, esas mismas personas dicen que eso es lo que hace falta para acelerar el
ritmo de las reformas, que si no se llega a un límite este Gobierno podrá
perpetuarse en el poder.
–¿Qué representa Venezuela para Cuba?
–Evidentemente hay una ascendencia política desde la plaza de la Revolución
hacia el Palacio de Miraflores y una ascendencia económica en sentido inverso.
–¿Qué opinión le merece que presidentes como Rafael Correa, Nicolás Maduro
y Evo Morales defiendan a Edward Snowden como una acción en pro de la libertad
de expresión?
–Hay un abismo entre lo que Snowden significa para mucha gente y lo que
estos gobernantes hacen con la prensa en sus respectivos países. Es más, una
persona cubana que saque a la luz al menos una gaveta de un archivo de la
seguridad del Estado cubano, lo mínimo que le tocaría sería la pena de muerte.
Ese mismo Gobierno aplaude y ensalza a Snowden evidentemente para llevarle la
contraria a Estados Unidos.
–Usted es una de las blogueras más reconocidas del mundo, ¿eso ha frenado
los ataques del gobierno? ¿Se siente más segura?
–Me da una visibilidad que me mete en muchísimos problemas y me convierte
en el centro de operaciones de inteligencia, vigilancia, presión y represión.
Por otro lado, hace que reparen en mí ojos de todo el mundo. Hay mucha gente en
Cuba que tiene ideas y opiniones críticas del Gobierno y lo pasan mucho peor
que yo porque no tienen quizás la protección de las redes sociales. Así que soy
consciente de que mi blog es mi ala y mi ancla, que es el principal peligro que
tengo y la principal protección.
–¿Tiene miedo a la cárcel?
–Todos los días tengo miedo porque en Cuba uno de los elementos más
paralizantes de la represión es que no puedes encontrar una lógica, no sabes lo
que puede pasarte. Uno tiene siempre la impresión de que mañana podría estar en
prisión. Aunque los métodos represivos del Gobierno cubano beben mucho del
matonismo, del movimiento gánster y a veces no te tocan a ti sino a las
personas que quieres.