Prensa. CEV.
La
Conferencia Episcopal Venezuela (CEV) envío un comunicado en el cual expresan
su preocupación por el clima de tensión existente en el país. Por ello, pide al
Gobierno ofrecer las condiciones mínimas para un diálogo. En
este sentido, piden el fortalecimiento de la paz entre los venezolanos y rechazan
todo tipo de violencia en manifestaciones y la represión en las mismas. “Lamentamos
la muerte de tres ciudadanos, la situación de salud de los heridos y el gran
número de estudiantes detenidos. Expresamos nuestras sinceras condolencias a
los familiares de los fallecidos”, indican en el texto.
Comunicado:
Los
Obispos de la Presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana expresamos
nuestra profunda preocupación por el creciente clima de tensión que ha
caracterizado la vida nacional en los últimos días. Como pastores de la Iglesia
manifestamos nuestro deseo de contribuir al fortalecimiento de la paz entre
todos los venezolanos. Rechazamos cualquier tipo de violencia, tanto en las
manifestaciones como fuera de ellas, así como los excesos en la represión de
las mismas. Lamentamos la muerte de tres ciudadanos, la situación de salud de
los heridos y el gran número de estudiantes detenidos. Expresamos nuestras
sinceras condolencias a los familiares de los fallecidos.
El
derecho a la protesta pacífica, así como el derecho a la libertad de expresión
e información, son valores sociales imprescindibles para el ejercicio de una
auténtica democracia. Los que ejercen responsabilidades públicas deben
garantizar el ejercicio de esos derechos, evitando el uso de medidas judiciales
para amedrentar y castigar a los disidentes.
Frente
a los grandes desafíos de nuestro país en la lucha contra la inseguridad
personal y la violencia social, y ante los graves problemas económicos que nos
afectan a todos, la protesta contra el Gobierno es legítima y constitucional,
pero debe ser pacífica. El recurso a la violencia como medio para imponer las
propias posiciones, venga de donde venga, es moralmente inaceptable. Esta debe
ser desterrada siempre tanto del lenguaje como de las acciones. Los grupos
violentos deben ser desarmados y controlados por las autoridades policiales, en
concordancia con la política de desarme. Exigimos una exhaustiva investigación
y el castigo a los culpables en el marco de la Constitución y las leyes, observando
el debido proceso judicial.
Le
corresponde, en primer lugar, a las diversas instancias del Estado atender los
justos reclamos de los diversos sectores y ofrecer las condiciones mínimas para
un diálogo social que permita superar los problemas sociales y económicos. Este
diálogo se evalúa por los resultados; debe basarse en el respeto de las
legítimas diferencias y tener como finalidad la búsqueda del bien común, que va
más allá de los intereses de personas o grupos.
Pedimos
a los dirigentes de todos los partidos y agrupaciones, tanto sociales como
políticas, que alienten a todos sus partidarios a contribuir con su conducta y
sus palabras a bajar las tensiones, al reconocimiento de los adversarios y a la
mutua reconciliación. Que sea firme y sostenido el propósito de construir la
paz y evitar cualquier tipo de manifestación violenta que rompa la sana
convivencia entre todos los ciudadanos.
Pedimos
a los directivos de los Medios de Comunicación Social y a los comunicadores
sociales informar la verdad con objetividad y evitar la exaltación de la
violencia. Rogamos
a todos los sacerdotes mantener en las celebraciones litúrgicas y en toda
ocasión la plegaria por “los líderes y por todos los constituidos en autoridad,
para que podamos gozar de una vida tranquila y pacífica, con toda reverencia y
dignidad” (1 Tm 2,2). Invitamos de igual manera a todos los católicos a elevar
oraciones a Dios, Padre de todos, y a pedir la intercesión de Nuestra Señora de
Coromoto, Patrona de Venezuela, en favor de la reconciliación del país.