Columna.
Opinión. Gustavo Azocar Alcalá.
Estimado
Cheverito:
Lo primero que quisiera saber mi pana, es
¿dónde carajo naciste tú? ¿En cuál ambulatorio? ¿En cuál CDI? ¿En cuál
hospital? Algo me dice, Cheverito, que tú ni siquiera naciste en este país. De
hecho, tu fisonomía, tu cara, tus ojos (grandes y con pupilas dilatadas) se
asemejan a esas caricaturas japonesas que alguna vez vi por televisión.
Me
vas a disculpar, Cheverito, pero tú no tienes pinta de haber nacido en
Caucaguita, ni en Petare, ni en Barlovento, ni en ningún barrio de clase media
venezolano. Algo me dice, mi pana, que tú eres hijo de algún boliburgués, y que
muy probablemente naciste fuera del país. Porque así son todos los
boliburgueses venezolanos: hablan del socialismo, pero todos tienen a sus hijos
estudiando en escuelas, liceos y universidades privadas ya sea en Venezuela o
en el exterior.
Tengo
la leve impresión, Cheverito, de que tú debes ser hijo de Andrés Izarra o de
Diosdado Cabello, dos tipos muy afortunados, que llevan 15 años enchufados en
el gobierno haciendo mucha fortuna. No creo, Cheverito, que tú seas
descendiente de la negra Matea, o de
alguna de esas madres pobres de Venezuela, que dan a luz en la Maternidad
Concepción Palacios, en el Hospital Pérez Carreño, o en el Periférico de Coche.
En
Venezuela no se puede hacer turismo, Cheverito. No porque a los venezolanos no
nos guste, sino porque hacer turismo en este país se ha convertido en una vaina
muy riesgosa. Además, la masa no está para bollos. Para hacer turismo aquí hay
que tener mucho dinero y eso solo lo tienen los enchufados como María Gabriela,
que se la pasa viajando a Canadá, a Buenos Aires, a Cuba y a muchos otros
países.
Hacer
turismo en Venezuela es una verdadera aventura. No por lo divertido. Sino
porque puedes encontrar la muerte. Fíjate, el 21 de julio de 2011 asesinaron a
Thomas Ossel, de 28 años, en la posada
Casa Rosa en Margarita, en un
intento de robo en su habitación. En el robo resultó herido su hermano Jack
(21) cuando intentaba defenderse.
Ossel,
era bombero, le gustaba mucho
viajar y había visitado al menos
40 países como: Australia, Nueva Zelanda, Vietnam, Malasia y EEUU antes de
llegar a Venezuela. El tipo visitó países donde hay leones, culebras, vampiros y sapos venenosos
y no le pasó nada. Hasta que tuvo la mala idea de llegar aquí.
Pero
Ossel no fue el único turista asesinado en Venezuela: El canadiense, Eugene
Kophmann, fue muerto en una habitación de la posada El Pozo, también en
Margarita. El francés, Yves Le Brass, murió en un atraco a mano armada, en el
bar del Hotel Laguna Mar. Su esposa también fue hurtada, pero no resultó
herida.
El
turista Bonne Philip, oriundo de Bélgica, agonizó durante tres días tras ser
herido en la cabeza, después que unos malandros lo atracaran en un puesto de
comida, en Playa El Agua. Emiliano Astore, turista italiano, fue encontrado
muerto en su yate. Le propinaron dos balazos. El cuerpo estuvo dos días en alta
mar.
Mererck
Hendrick, natural de Holanda, fue asesinado para robarle una cadena de oro en
Margarita. El 3 de septiembre de 2013, 3 sujetos armados asesinaron a Robert
Sterenburg, turista holandés de 59 años de edad, capitán del velero de su propiedad "Mary
Eliza".
Y
para que veas que la vaina no es solamente con extranjeros, el 4 de enero de
2013 un turista venezolano fue asesinado luego de recibir un impacto de bala en
el abdomen por sujetos que atracaban un establecimiento comercial en Tucacas.
La víctima fue identificada como Alejandro Azuaje Briceño (45), quien se
encontraba en el lugar para realizar compras en el bodegón y fue interceptado
por los antisociales.
No
sé si te enteraste, Cheverito, que el 6 de enero de 2014, en el kilómetro 194
de la autopista Puerto Cabello-Valencia a las 11:00 pm, fue asesinada la actriz
venezolana Mónica Spear y su esposo, Thomas Henry Berry, cuando el vehículo en
el que viajaban se quedó accidentado en la vía, un poco antes del puente El
Cambur. Spear se encontraba con su hija, quién también recibió un disparo.
El
más reciente asesinato de un turista ocurrió el pasado 17 de junio, en la
entrada del hotel Eurobuilding. Allí, tres sujetos asesinaron a Christophorus
Wilhelm, ciudadano alemán de 56 años, quien venía a invertir y a disfrutar
Venezuela.
Como
puedes darte cuenta, Cheverito, aquí la vaina está muy jodida para hacer
turismo. Venezuela tiene grandes bellezas naturales y es un país hermoso, es
cierto. Pero con inseguridad y pésimos servicios públicos, no se puede atraer
al turista. Así que mejor dile a tu compañero de viaje, Eco, y a tu promotor,
Andrés Izarra, que se vayan con su cuento a otra parte.
Por
cierto: antes de invitar a los turistas a conocer Venezuela, arreglen las
carreteras que no sirven para nada, a las aerolíneas para que puedan venir más
aviones, respeten la propiedad privada para que pueda más inversión y dejen de
hablar paja socialista un ratico.