Opinión.
Félix
Velásquez.
Cada
vez que veo a un joven pelear por sus derechos y atreverse a pensar distinto
veo futuro. El saber que es la juventud quien va a vencer a la mal llamada
revolución del siglo XXI me da un poco de aliento para seguir la lucha por
llevar a Venezuela a un puerto seguro, alejada de los piratas y corsario del
Psuv que lo saquearon y dilapidaron todas sus riquezas.
Los
jóvenes tienen en sus manos su futuro, de ellos depende si tendrán la oportunidad
de comprar una casa, un apartamento, un carro, hacer post grado fuera del país,
poder montar un negocio, que se le garantice la vida. Todas estas
reivindicaciones sociales las pueden lograr si entienden que deben dedicar
tiempo a la formación de los nuevos cuadros políticos, de ir en busca de esos
nuevos electores que no tienen la culpa del desmadre que le dejo el chavismo
como herencia.
Debemos
estar convencidos que los jóvenes que son nuevos electores darán la victoria a
los nuevos procesos electorales ya que el chavismo se ha visto mermado en su
crecimiento y, la juventud venezolana no comulga con los ideales del hambre que
se le ha vendido al pueblo venezolano enmarcado en que hay que pasar trabajo
para poder surgir. Si alguien tiene comprometido el futuro son los jóvenes de
mi patria como dirían un poeta.
La
irreverencia es la mejor arma de un joven, pero el sueño de ver un mejor país
debe ser su consigna. No toda esa sabia nueva, ese nuevo ser puede marcharse a
otras tierras y dejar a sus hermanos solos en el campo de batalla, es necesario
ver el horizonte, pero mientras se evalúan mejores ofertas se debe dar una dura
pelea para que no se roben a Venezuela ante sus ojos.
Porque
mientras el joven duerme, están los adultos obedientes del Psuv entregados en
cuerpo y alma a una revolución trasnochada, hambreadora que no les deja futuro
a sus hijos pero que sin embrago ellos la aplauden a ciegas, sin saber cuál
será el destino de cada militante del chavismo.
Cuando
veo a una persona adulta hablar de la revolución con fanatismo, sé que con
ellos no se puede contar para salvar la patria de las manos de los Castro.
Ellos creen que con una bolsa de comida, la pensión, un saco de cemento y puras
promesas serán dignificados. Quienes venimos de barrios pobres sabemos que la
mejor herramienta que los gobiernos pueden dar, es el de ayudarnos a ser cada
día menos dependiente del estado y ser más eficaces a la hora de
profesionalizarnos y tener como vivir sin la tutoría del gobierno.
Es
por esta razón que me quedo con los jóvenes irreverentes y no con los adultos
obedientes. Porque lo que hemos vivido durante estos últimos 15 años no ha sido
una gestión para liberarnos de la pobreza sino que muy por el contrario nos han
hecho más dependiente de la miseria, las dadivas y las regalías del
estado.
@felix
velasquez.