Cordiales,
sarcásticos, críticos y francos. El presidente venezolano, Nicolás Maduro, y el
jefe parlamentario, Henry Ramos Allup, se permitieron bromas, carcajadas, y
reprimendas entre iguales en su primer frente a frente en la Asamblea Nacional
de mayoría opositora.
Prensa. AFP
Portando
una banda tricolor alusiva a la bandera venezolana y el collar de Simón
Bolívar, Maduro rindió cuentas de su gestión y presentó un decreto de
emergencia económica para enfrentar lo que calificó como una crisis económica
“catastrófica”.
“¡No,
no y no!”, gritó y manoteó Maduro cuando amenazó con bloquear cualquier
iniciativa opositora de privatización. Ese fue el único momento en que el
presidente se exaltó, en una jornada en la que se guardaron las formas y el
rigor del protocolo.
Tras
ser recibido con honores, el presidente saludó sonriente al jefe legislativo,
un férreo antichavista que, para indignación de los oficialistas, sacó del
Parlamento los retratos de Hugo Chávez y del libertador Simón Bolívar, este
último resultado de una exhumación ordenada por el fallecido líder socialista
(1999-2013).
Maduro,
sin dejar pasar la oportunidad para recordar el incidente, le entregó a Ramos
una carpeta con “información complementaria” sobre la imagen de Bolívar.
En
las adyacencias del Palacio Legislativo, en la plaza Bolívar, el oficialismo
instaló los paneles con imágenes de Chávez y Bolívar que fueron retiradas por
la oposición tras asumir la mayoría en la Asamblea Nacional.
–
¡Gracias por la cuña!-
Después
de escuchar a Maduro durante tres horas, Ramos zanjó la postura opositora con
humor y desparpajo en treinta minutos. “Ustedes me citan continuamente, para
bien, para mal y para peor, pero les agradezco la cuña” (publicidad), ironizó.
“A
mí los griticos no me desbalancean, yo tengo kilometraje”, respondió Ramos a
las barras oficialistas que se desgañitaron cuando el presidente del parlamento
dijo que el retrato que defiende el chavismo para “amulatar a Bolívar no es el
rostro del Libertador”.
El
veterano diputado de 72 años aprovechó la presencia del ministro de la Defensa,
el general Vladimir Padrino, y el alto mando militar venezolano para advertir:
“El abuso no fue retirar las imágenes sino colocarlas. (…) Desde 1811, nadie
había colocado aquí una imagen de un presidente, ni vivo ni muerto”.
Ramos,
dicharachero, aseguró que la crisis económica no es responsabilidad de Maduro
sino de Chávez, pues le dejó “la botija vacía”. Por ello, lo increpó a “poner
los pies sobre la tierra” y trabajar en conjunto para “resolver los problemas”.
“A
veces hay que doblarse para no partirse”, dijo Ramos en un mensaje que parecía
más dirigido a la base opositora que al chavismo, referencia velada a la
desincorporación de tres diputados disidentes que fueron juramentados a pesar
de haber sido impugnados por el oficialismo.
“Pero
que nadie se equivoque, éste es ahora un poder nacional autónomo que va a
legislar, debatir y controlar”, insistió.
Sentados
uno al lado del otro en la tribuna del hemiciclo, Ramos le arrancó risotadas a
Maduro al cierre de la sesión, citando al ex jefe parlamentario chavista,
Diosdado Cabello.
“Diosdado
ha de repartirles dosis superabundantes de moringa”, en alusión a los
supositorios que el segundo del chavismo recomienda usar a los opositores para
superar la irritación que, en su opinión, les producen las derrotas políticas
frente al oficialismo.