OPINIÓN
NACIONAL. Humberto González Briceño.
Maestría
en Negociación y Conflicto
California
State University
La confrontación filosófica entre
autoritarismo y democracia era, hasta
hace poco, una discusión reservada para los teóricos del gobierno y a la
oposición. El régimen hábilmente
rebautizó su dictadura con la etiqueta de “Socialismo del Siglo XXI’ como una
forma de pasar por debajo de la mesa todas las desviaciones dictatoriales y
antidemocráticas dándoles legitimidad “popular” y “revolucionaria”.
Este enmascaramiento hizo difícil para
la oposición desarrollar un discurso efectivo que permitiera desmontar las
falacias de la dictadura. Sobre todo
cuando los precios del petróleo estuvieron por encima de los $100 era muy
difícil explicar las calamidades que traía consigo el modelo socialista.
Se dijo muchas veces. Pero nadie
escuchaba.
Los dólares del petróleo hacían mucho
ruido y solo permitían escuchar el discurso oficial.
Hoy la confrontación entre el
Autoritarismo del Siglo XXI y la democracia es inevitable e inevadible para
todos los venezolanos.
La realidad del colapso económico permite
hoy que se entienda mejor la naturaleza primitiva y despótica del régimen
socialista que se ha pretendido imponer en Venezuela. Una cosa es discutir sobre socialismo en
la comodidad de la casa viendo a Chávez por TV ordenar la expropiación de
empresas de alimentos sin pensar que eso me iba a afectar. Otra cosa es hablar de socialismo en una
cola de 10 horas para tratar de comprar comida y no conseguir nada.
Las colas, la falta de alimentos y de
medicinas dejan muy atrás la discusión teórica para ensenar de un solo
cimbronazo que significa el socialismo. Las mediocres campañas de VTV para
explicar que significa el socialismo nunca fueron tan efectivas como el
discurso de Maduro pidiéndoles a los beneficiarios de la Gran Misión Vivienda
que no acepten ser propietarios de sus casas, porque eso les perjudica. Hoy cualquier venezolano entiende que el
socialismo significa controles, corrupción, colas, privaciones, atraso y hasta
muerte. No hay que hacer gran esfuerzo en explicarlo.
Se entiende.
Cuando el gobierno habla de volver al
conuco, de no comer tanto, de no cambiarles los pañales a los niños o de no
cepillarse los dientes ya sabemos de lo que están hablando.
Están hablando del socialismo del siglo
XXI. Discutir sobre el socialismo dejo ser una exquisitez teórica reservada
solo a políticos y académicos.
Hoy el pueblo participa
vigorosamente de ese debate, Allí, al calor de colas de más de 15 horas, no
solo se discute sobre el Socialismo del Siglo XXI.
También se habla de cómo salir de él.-