Prensa. EFE.
Tras meses de amenazas y declaraciones cruzadas,
Estados Unidos, México y Canadá inician esta semana las conversaciones para
renegociar el polémico Tratado Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN), al que
el presidente estadounidense, Donald Trump, se ha referido repetidamente como
un “desastre”.
Para marcar la importancia del evento, el miércoles
16 las negociaciones arrancarán en Washington con una rueda de prensa en el
Hotel Marriott Wardman encabezada por el representante de Comercio Exterior de
EEUU, Robert Lighthizer; la ministra de Asuntos Exteriores de Canadá, Chrystia
Freeland, y el secretario de Economía de México, Ildefonso Guajardo.
Con ella dará comienzo la primera ronda de
conversaciones que se prolongará hasta el domingo 20 de agosto. En estas
negociaciones, requeridas por el Gobierno de Trump desde que en enero pasado
asumió el poder, tratarán de alcanzar un acuerdo sobre la modernización y
actualización del pacto comercial negociado por la parte estadounidense durante
la administración de George Bush (padre) y firmado en 1994 durante la de Bill
Clinton.
Los ministros dejarán, posteriormente, a sus jefes
negociadores a cargo de la redacción final del texto, todos ellos veteranos
expertos en materia comercial. Por México, será Kenneth Smith, encargado de
comercio de la embajada mexicana en Washington y que ya participó en la
negociación del acuerdo inicial; por EEUU, John Melle, actual asistente de
Comercio Exterior para el Hemisferio Occidental, y Steve Verheul por Canadá,
quien ya estuvo al frente del reciente pacto del país con la Unión Europea.
Los tres tendrán a su cargo la compleja tarea de
mejorar un acuerdo que Trump considera responsable de la pérdida de miles de
empleos en EEUU y de la deslocalización de empresas.
El mandatario, que atacó duramente el TLCAN
durante la campaña electoral y cuya renegociación situó como una de su
prioridades, ha insistido en su agenda de nacionalismo económico y en que
prefiere romper el pacto a mantener un mal acuerdo.
En julio, la Oficina del Representante de Comercio
Exterior (USTR, por sus siglas en inglés) de EEUU publicó las directrices que
guiarán a Washington en la negociación, entre las que se incluye por primera
vez la reducción del déficit como objetivo específico de una negociación
comercial, algo que tiene que ver principalmente con el comercio con México.
“Desde que el TLCAN entró en vigor en 1994, la
balanza comercial bilateral de bienes de Estados Unidos con respecto a México
ha pasado de un superávit de 1.300 millones de dólares a un déficit de 64.000
millones en 2016″, indicó la USTR.
Otra prioridad del Gobierno de Trump es eliminar
un mecanismo de solución de disputas comerciales conocido como “Capítulo 19″,
que permite a las compañías apelar decisiones judiciales sobre casos de
competencia desleal y similares en una comisión alternativa, algo que ha
criticado la industria de la madera estadounidense.
Washington también quiere añadir al TLCAN un capítulo
sobre economía digital con el fin de adecuarlo al siglo XXI, que a su juicio
debería incluir compromisos de no imponer tasas de aduana a productos como el
software o la transmisión por Internet de música, vídeos o libros electrónicos.
Por si fuera poca la complejidad, a ella se suma la
presión de los ciclos electorales. Estados Unidos, México y Canadá quieren
alcanzar un acuerdo sobre el nuevo TLCAN para comienzos de 2018, ya que el próximo
año hay elecciones presidenciales en México. Además, deberá ser luego
ratificado por los respectivos legislativos nacionales.
El Congreso de EEUU ha dado al Gobierno de Trump
autoridad para renegociar por su cuenta el TLCAN, pero deberá votar sobre lo
negociado, y para ello se fijará en si el resultado de las conversaciones se
ajusta a los objetivos delineados por el USTR.