Prensa. news.un.org.
Se
necesita una acción inmediata, coordinada y ambiciosa para evitar una crisis de
resistencia a los medicamentos potencialmente desastrosa, alerta un nuevo
informe de la ONU elaborado junto a varias agencias internacionales y expertos.
Si
no se toman medidas, para 2050 las enfermedades resistentes a los medicamentos
podrían causar 10 millones de muertes cada año y dañar la economía hasta un
nivel catastrófico como la crisis del 2008. Además, la resistencia
antimicrobiana también podría empujar unos 24 millones a la pobreza extrema
para entonces.
Actualmente,
al menos 700.000 personas mueren anualmente por infecciones farmacoresistentes,
entre ellas 230.000 por una tuberculosis que no reacciona a los medicamentos.
Mientras tanto cada vez más y más enfermedades que eran “comunes” tales como infecciones
respiratorias, urinarias y de transmisión sexual se están convirtiendo en
imposibles de tratar.
Al
mismo tiempo, procedimientos médicos que salvan vidas se vuelven cada vez más
riesgosos y los sistemas de alimentación más precarios. La resistencia a los
antimicrobianos es una de las mayores amenazas que enfrentamos como comunidad
global.
“La
resistencia a los antimicrobianos es una de las mayores amenazas que
enfrentamos como comunidad global. Este informe refleja la profundidad y el
alcance de la respuesta necesaria para frenar su aumento y proteger un siglo de
progreso en salud”, asegura la vicesecretaria general de la ONU Amina Mohammed.
Mohammed
enfatiza que "no hay tiempo para esperar”, e insta a todas las partes
interesadas a que sigan las recomendaciones del informe y trabajen urgentemente
para proteger a la gente y asegurar un futuro sostenible para todos.
¿Qué se puede hacer?
Según
el informe el mundo ya está sintiendo las consecuencias tanto económicas como
de salud debido a las medicinas que pierden su efectividad, y si los países no
invierten en todos los niveles de la sociedad, las futuras generaciones tendrán
que enfrentar un impacto desastroso por la resistencia antimicrobiana.
Reconociendo
que la salud humana, animal y alimentaria están estrechamente interconectadas,
el informe pide un enfoque coordinado y multisectorial y recomienda a los
países:
Dar
prioridad a los planes de acción nacionales para ampliar la financiación y los
esfuerzos de creación de capacidad. Las recomendaciones necesitan ser
implementadas inmediatamente por todos los sectores de la sociedad: público,
privado, la sociedad civil y la academia.
“Las
recomendaciones del informe reconocen que los antimicrobianos son críticas para
salvaguardar la producción de alimentos, su seguridad y comercio, la salud
humana y la animal", dijo José Graziano da Silva, director general de
Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura.
"Estamos
en un punto crítico en la lucha para proteger algunos de nuestros medicamentos
más esenciales. Este informe hace recomendaciones concretas que podrían salvar
miles de vidas cada año", dijo el Tedros Adhanom Ghebreyesus, director
general de la Organización Mundial de la Salud.
Algunos
datos importantes
Los
antimicrobianos son fundamentales para luchar contra las enfermedades humanas y
de los animales, las plantas y los cultivos. Sin embargo, el aumento de la
resistencia a estos fármacos está poniendo en riesgo un siglo de avances en
materia de salud humana, haciendo mucho más difícil el tratamiento de
infecciones comunes y aumentando el riesgo de intervenciones médicas que salvan
vidas humanas.
Al
mismo tiempo hay una carencia de innovaciones científicas, en gran parte debido
a las deficiencias del mercado, y son demasiado pocos los nuevos
antimicrobianos, vacunas, pruebas diagnósticas y alternativas a los
antimicrobianos para uso humano, animal o vegetal que se encuentran en fase de
investigación y desarrollo.
Aunque
la resistencia a los antimicrobianos puede aparecer de forma natural, el uso
indebido y excesivo de estos fármacos en los humanos, los animales terrestres y
acuáticos, las plantas y los cultivos está acelerando mucho su aparición y
propagación. En la salud humana, las malas prácticas de prescripción y la
inobservancia de los tratamientos por parte de los pacientes, las deficiencias
en la reglamentación y la supervisión, en particular con respecto a la venta
sin receta, y la proliferación de antimicrobianos falsificados y de calidad
subestándar son factores que contribuyen al problema.
El
uso de antimicrobianos para fomentar el crecimiento y prevenir de forma
sistemática las enfermedades en animales y cultivos sanos sin indicaciones
apropiadas y en ausencia de buenas prácticas agropecuarias para prevenir
enfermedades infecciosas en las granjas también está contribuyendo a la
aparición y propagación de la resistencia a los antimicrobianos.