Prensa. De Lara.
En Lara el sector salud no
es priorizado. Aunque el discurso gubernamental indique que tanto médicos como
pacientes crónicos deben tener un trato preferencial en las estaciones de
servicio la realidad es otra, pues día tras día, los funcionarios de seguridad
que custodian las bombas de gasolina someten a penosas humillaciones a los
enfermos o especialistas que intentan poner combustible.
Gilberto Querales,
paciente renal atendido en la unidad de diálisis El Ángel, es una de esas
personas que debe someterse a colas interminables por un poco de gasolina. Él,
junto a un grupo de cientos de enfermos, visita diariamente las estaciones de
servicio para ver cuál de todas está surtiendo; sin embargo, el esfuerzo
termina casi siempre en súplicas que no llegan a ninguna parte. “Van a ser las
doce del mediodía y yo no he desayunado”, es la dura confesión que hace a
periodistas de LA PRENSA mientras espera que los funcionarios de la Guardia
Nacional Bolivariana que custodian la bomba de la avenida Venezuela con calle
42, le permitan llenar el tanque.
“Tengo diálisis a las 2:00
de la tarde. Lo he dicho mil veces en la bomba, pero a los funcionarios parece
no importarle”, comenta el hombre que tuvo que bajarse de su carro y sentarse
en la acera de la avenida Venezuela para tomar un poco de aire. “Estoy mareado.
Tengo la tensión.
Realidad distinta, pero
drama similar es la que vivió la señora Marielys Daza la mañana de este viernes
27 de marzo. Ella estaba junto a su madre, paciente renal, esperando poder
llenar el tanque de gasolina. No tenían la presión de dializarse en horas de la
tarde; sin embargo, Daza estaba desesperada por poner combustible, pues no
tenían cómo llegar a su casa ubicada en el centro de la ciudad. “Mi mamá se
acaba de dializar y está aguantando sol y calor en el carro. No es justo lo que
pasa con los pacientes renales”, señalaba.
Daza estaba indignada por
el trato de las autoridades gubernamentales en especial por la poca
sensibilidad que los uniformados mostraban para con los enfermos. “Dicen que no
hay gasolina, pero las personas que pagan en dólares tienen derecho a llenar el
tanque. Nosotros como afectados le hacemos un llamado a la gobernadora Carmen
Meléndez para que se ponga al frente de los enfermos y dé respuesta a los
pacientes”, decía.
Tanta indignación hay en
los enfermos renales que más de uno pidió a la gobernadora visitar las
estaciones de servicio y cerciorarse del incumplimiento de sus órdenes. “Yo no
me quiero morir en una cola de gasolina”, fue lo que dijo Pablo Chirinos, uno
de los pacientes renales entrevistados.
La situación para los
enfermos renales no es nueva. Desde que arrancó el tema de la cuarentena LA
PRENSA ha denunciado los abusos a los que están siendo sometidos los enfermos
pues muchos no pueden llegar a sus unidades de diálisis por no tener cómo
trasladarse. “Es una situación incómoda que trastoca a todos los que tenemos
que ir a una unidad de diálisis. El problema para muchos enfermos no es cómo
llegar a sus centros asistenciales sino cómo regresar de casa”, puntualizaban
los pacientes atendidos en la Unidad Barquisimeto.
Si los enfermos renales u
oncológicos sufren por la falta de combustible, los médicos en el estado
atraviesan una situación parecida. De acuerdo a lo denunciado por diversos
especialistas el sector salud se paraliza diariamente pues sólo se atienden, en
promedio, unos 150 vehículos cuando en la región hay por lo menos mil 500
médicos con carro.
“Cada vez se pone más
difícil. A nadie le importa llenarle el tanque a un médico”, puntualizaban
trabajadores del Antonio María Pineda. Esta denuncia llega días
después de la aseveración que un uniformado le hizo a periodistas de LA PRENSA
cuando les dijo que no había combustible para los medios de comunicación porque
lo que había era para la atención de galenos. “Vas a preferir echarle a un
médico o a un reportero”, cuestionó el funcionario en su momento.
René Rivas, presidente del
Colegio de Médicos en la región ha denunciado en reiteradas ocasiones esta
situación, pues asegura que en las estaciones de servicio ponen muchos peros
para la atención de especialistas. “Somos un sector priorizado que no está
siendo atendido”, decía.
Por
Osman Rojas | LA PRENSA de Lara