Prensa. Comunicación Política.
En
medio de una alta oferta petrolera mundial y una importante disminución en el
consumo de gasolina en los países que son azotados por la pandemia del
coronavirus, en Venezuela, nación rica en crudo, las colas generadas por la
escasez de combustible colapsan las principales ciudades, incluida Caracas. La
capital, que estaba distante de la realidad de los estados del país, ahora
también sufre los embates del desabastecimiento de gasolina.
En
una estación de servicio ubicada en Artigas, los caraqueños pernoctan desde la
madrugada para abastecer sus vehículos de carga liviana y pesada. "Tenemos
dos días amaneciendo aquí. Las personas de la bomba nos dicen que van a pasar
de cinco en cinco, pero nunca lo hacen. ¿Quién nos da respuesta. Estamos
arriesgándonos", declaró un ciudadano en plena cola al medio digital Vivo
Play.
Otro
hombre, quien no reveló su identidad, dijo que estaba desde las dos de la
madrugada a la espera de combustible. "En ningún momento nos han surtido.
Un país que lo tuvo todo y cómo lo han derrochado. ¿Qué nos demuestra el
régimen? que son unos incapaces", lamentó.
Gasolina
racionada
En
la urbanización La Florida, municipio Libertador, se registró una interminable
cola desde la entrada de la calle Los Mangos, hasta Chapellin. Conductores
esperaban por un camión que los pudiera abastecer.
Pasadas
las 2:00 p.m., la gandola llegó, pero solo pudieron surtir sus vehículos los
funcionarios públicos pertenecientes a sectores priorizados, trabajadores de
telecomunicaciones y medios. 20 litros por carro y cuatro litros por moto era
lo disponible, según informó Miguel Gutiérrez, fotoperiodista de la agencia de
noticias Efe.
Pero
no solo en ese lugar se registran confinamientos de vehículos, la situación se
repite en todas las bombas operativas de la ciudad. La gente en El Junquito
pasa más de 24 horas en cola para obtener gasolina. Las filas van desde el
kilómetro 12. "Kilómetros de cola para una población que para acceder a
los alimentos debe trasladarse de kilómetro a kilómetro", denunció la
diputada de la AN por Primero Justicia, Fátima Soares.
Las
filas se contrastan con el cierre de algunas estaciones de servicio. La mañana
del 4 de abril la bomba ubicada en la avenida principal de Las Mercedes estaba
inoperativa. ¿La razón? No había gasolina y así lo dejaba saber un anuncio en
el lugar.
Expertos
señalaron al medio internacional Telemundo, que una vez finalice la pandemia,
los precios del combustible en el mundo no subirán, ya que existirán grandes
reservas. No
obstante, el panorama para Venezuela es diferente, pues ahora los ciudadanos
deben pagar la gasolina "más cara del mundo", según el economista
Luis Oliveros.
"Un
país sin gasolina, en medio de una sobreoferta petrolera mundial sin
precedentes. Hoy tenemos la gasolina más cara del mundo. El principal
responsable de esta situación es quien maneja Pdvsa y el sistema refinador
nacional. Destruyeron la industria petrolera", señaló el experto en su
cuenta de Twitter.
El
combustible, que antes era "regalado", ahora debe ser pagado en
divisas, según denuncian los capitalinos quienes ahora viven lo que, desde hace
varios años, padecen los ciudadanos en el interior del país: escasez, colas,
pagos desproporcionados y extorsión.
Estados
Unidos, el eterno "culpable"
El
régimen, que todo lo controla desde hace más de 20 años, le achaca la escasez
de gasolina a terceros. Tareck El Aissami, señalado por la justicia
estadounidense por delitos de narcotráfico, responsabilizó a la administración
Trump de "imposibilitar" la producción de combustible debido al
"bloqueo naval" . Además, insistió en que las acciones
"amenazantes" de EE.UU. impiden la compra de materia prima para
elaborar gasolina.
Sin
embargo, económistas y expertos petroleros aseguran que el desabastecimiento
responde a la destrucción de Pdvsa, estatal bajo la tutela de quienes usurpan
el poder. "Venezuela se quedó sin gasolina gracias a dos décadas continuas
de destrucción, de populismo, de irrespeto a la meritocracia, de improvisación
y de corrupción", comentó en Twitter José Toro Hardy, economista
venezolano.