Un perro caliente y un jugo por un dólar es la oferta en un puesto
ambulante colocado en la acera que está al frente del Servicio Nacional de
Medicina y Ciencias Forenses (Senamecf) de Bello Monte, en Caracas.
Prensa. Darvinson Rojas.
Dorian García escogió ese
lugar por el constante movimiento de personas. «Aquí hay mucha gente, no tanto
los familiares de los fallecidos sino la gente que trabaja aquí, la gente del
Senamecf, los del Cicpc, los del FAES, decidí colocarme para ver que tal. Me ha
ido bien, no excelente, pero por lo menos con eso cubro mis gastos familiares»,
contó el hombre.
La llegada de la COVID-19
a Venezuela lo obligó a reinventarse para no abandonar el apoyo económico en su
casa, donde vive con su esposa e hijo de 12 años. Antes de la pandemia
trabajaba en terminales de pasajeros como el de La Bandera y el Antonio José de
Sucre, conocido como el terminal de Oriente.
«Yo tengo una fábrica de
pastelitos, masa facil, tequeños. Cuando comenzó la pandemia, cuando cerraron
los terminales, me vine a quiebra. He hecho otras cosas y los perros calientes
son los que me han dado resultado para sostener a mi familia», expuso García.
Comenzó a despacharlos
desde su casa, y utilizaba las redes sociales para publicitarlos, pero
argumentó que no es la misma fluidez de venta que hay en la calle. «En la calle nos ha ido bien. La gente ha sido
muy receptiva y de eso estoy manteniendo a mi familia, gracias a Dios», comentó
el comerciante.
Video: https://youtu.be/9q6QuZjVpts
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