Aproximadamente 10% de las
intervenciones quirúrgicas de la pared abdominal, muestran eventraciones
posteriormente, como producto de múltiples factores, pudiendo ocasionar graves
problemas si no son atendidas a tiempo por un cirujano experto.
Prensa. Leonisia Cusati.
Toda cirugía implica riesgos para el paciente. En general, estos son advertidos y previstos por el cirujano al tomar en cuenta la edad, historial médico, antecedentes personales y familiares, así como la situación específica al momento de entrar a quirófano. Cuando se trata de cirugías programadas, los riesgos se minimizan y son mejor controlados. Aún así, una mala técnica quirúrgica, el uso de material médico defectuoso, una infección o que el paciente no atienda las indicaciones postoperatorias para su recuperación, pueden traer consecuencias negativas a corto y mediano plazo, como por ejemplo las eventraciones.
Una
eventración o hernia ventral, es un defecto del músculo que se genera como
consecuencia de una mala cicatrización de la incisión realizada. Es semejante a
un saco o bulto que se forma cuando el recubrimiento interior del abdomen se
sale a través de un orificio. Muy raras veces se presentan en las extremidades.
¿Por qué
suceden las eventraciones?
Según
estudios realizados por especialistas, aproximadamente 10% de las
intervenciones quirúrgicas abiertas de la pared abdominal, muestran
eventraciones posteriormente. Tampoco la cirugía laparoscópica escapa al
problema, aunque las incisiones son mucho más pequeñas y el riesgo es menor. Explica
el doctor Wartan Keklikian, cirujano general con especialidad en Laparoscópica
Gastrointestinal y Ginecológica, que el sobrepeso u obesidad, la diabetes e
incluso el embarazo, pueden predisponer a la persona a sufrir eventraciones.
“Siempre se
trata de un aumento de la presión intra abdominal en un sitio que está débil,
debido a una cirugía. Generalmente suceden como consecuencia de factores
inherentes al paciente como obesidad o diabetes, o de una mala sutura, por lo
que es muy importante atenderse siempre con un cirujano experto y en una unidad
médica reconocida”, aconseja el especialista.
¿Cuáles son
los riesgos?
El doctor
Keklikian, quien tiene más de 20 años ejerciendo como cirujano y cuenta con
certificaciones nacionales e internacionales en cirugía general y
laparoscópica, señala que los riesgos de las eventraciones son los mismos de
las hernias y pueden ocasionar graves problemas si no son atendidas a tiempo;
uno de ellos es la obstrucción intestinal por adherencias o atascamiento.
“Si se
produce una oclusión intestinal y llega a estrangularse, se puede generar
necrosis y desarrollar una peritonitis”, indica el experto y agrega que las
eventraciones también pueden ocasionar adherencias que llegan a ser tan grandes
que ya no caben en su lugar de origen, sucediendo lo que se conoce como
“pérdida del derecho a domicilio”.
El paciente
que sufre de una eventración puede o no presentar dolor. Entre los síntomas más
comunes relacionados con este tipo de hernia se encuentran: malestar abdominal,
sobre todo después de realizar ejercicios, largas caminatas o de estar mucho
tiempo de pie; tos, estornudos, defecaciones, náuseas y vómitos.
La cirugía es
la opción
Según sea el
caso, el diagnóstico se realiza examinando al paciente a través de una
tomografía, un eco o un tránsito intestinal y su tratamiento es una cirugía,
que puede ser abierta o laparoscópica. Explica el doctor Keklikian que la
cirugía abierta se practica tanto para eventraciones pequeñas como para las
grandes con pérdida del derecho a domicilio. “Todo depende del paciente y del
cirujano, quien muchas veces se siente más cómodo haciendo la operación
abierta, o simplemente no tiene los equipos para una laparoscopia”, dice el
especialista.
Evidentemente,
la operación abierta implica más dolor debido a la herida más grande, así como
más tiempo de recuperación y mayor riesgo de infección. Por el contrario, la
laparoscópica provoca menos dolor, las heridas son más pequeñas, la persona se
reincorpora más rápido al trabajo y los riesgos de infección se reducen al
mínimo.
Según el
cirujano, una eventración pequeña se puede intervenir en 10 minutos, mientras
que una grande duraría varias horas, dependiendo de cómo se haga. El tiempo de
recuperación, dependiendo de la cirugía, es de una a dos semanas y el paciente
debe cuidar bien la herida, utilizar una faja y no hacer esfuerzos en los
siguientes seis meses de operado. “Si hay estreñimiento es importante tratarlo,
al igual que la tos y los problemas de próstata que obligan al paciente a pujar
para orinar”, recomienda el doctor Keklikian.
Para más
información, puede visitar @cirujanolaparoscopico
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