LA EMBLEMATICA CALLE VÀSQUEZ.
Sigo en trance
escribiendo
sobre
épocas
pasadas,
ahora de una
calle:
la Vásquez,
calle de
historia
casi
olvidada.
BREVE
INTRODUCCIÒN.-
Con el
peregrinaje azaroso del tiempo fueron quedando huérfanas y afligidas las viejas
calles, sin aquellos padres y sin aquellas madres que las transitaban.
Extrañando a los hijos que partieron y
no volvieron, rememorando esas calles a
los años con huellas alegres, años con voces que platicaban inocencias
en las esquinas, años buenos fueron aquellos, obsequiados para no se olvidados,
abriles que ahora gimen por un regreso que es inverosímil. Calles del nirvana
de Adán son las calles de mi pueblo, el pueblo clemente, el de las primaveras
verdes, el del otoño de ocre, el de los inviernos con historias lluviosas, el
de los veranos con solsticios cetrinos, el del Éufrates sararino, el del sol de
oro y el de lluvias de arenas.
Todo marchó
al ostracismo, se nos fue aquello, lo que un día fue y dejó de ser, sin
embargo, antes del destierro las añejas vías alumbraron hijas fuliginosas en la
ronda de La Selene lunar, perenne trasnochadora de caminos que fueron abriendo
andariegos soñadores con sus alforjas de quimeras, haciendo crecer aquel
poblado reticular llamado Guasdualito de forma presurosa. Y nacería la calle
Vázquez antes del advenedizo progreso guasdualiteño. Esta es su historia.
INICIOS.-
Iniciada la
sexta década de la centuria caducada, a paso moderado empezaría la metamorfosis
de nuestro pueblo a ciudad intermedia, los elementos de desarrollo como
afianzamiento (asfaltado) de vías extraurbanas e internas, alumbrado público,
servicio de telefonía, nomenclatura, aeropostal, aeropuerto, entre otros
aspectos civilizadores, aunados a la prestación de servicios prioritarios y
ventajas geográficas, vislumbraban con buen augurio a lo que también era
conocido folklóricamente como Periquera, al entrar en escena los factores de
desarrollo el crecimiento poblacional y urbano empezaron a exigir nuevas vías y
expansiones, de allí que improvisadamente fueran apareciendo callejones,
pasadizos y correderas a los costados de las principales vías internas. En
cuanto a los inicios de esta tradicional y candente corredera, la documentación
revisada refiere su existencia en 1940, pero es de suponer que anterior a este
año ya servía de conexión con la futura calle Cedeño y años tarde con la nueva
vía El Márquez del Pumar, esta última seria propuesta con el designe en honor a
nuestro fundador, por don Isaac Ontiveros en exposición de motivos y sesión
ordinaria 02-031964.
El cognomento
Vásquez a la nueva senda sería presentado por el mismo presidente municipal en
asamblea ordinaria 34-051964, en honor al coronel independentista Genaro
Vásquez, ilustre prócer nacido en la jurisdicción Irribaren (Barquisimeto) en
1796 y fallecido el 27 de marzo de 1818, compañero de guerra y lanza de
confianza del Tigre de Payara José Antonio Páez, mostrando una bizarra valentía
en todas las acciones que tomo parte, incluyendo el encarnizado combate de
Ortiz (1818) donde recibió varias heridas que causaron su sentida baja.
EXPANSIÒN Y
FAMILIAS FUNDADORAS.-
Senda de
mucha historia es la calle Vásquez, con su génesis y evolución, escritos en el
transite del tiempo por sus propios protagonistas, honorables y esforzados
moradores quienes fueron dándole propia identidad y sentida pertenencia. En
atención al poblamiento de la vereda, es necesaria la observación que, según el
ordenamiento y la nomenclatura de aquella época la calle comenzaba por el punto
este en prolongación al Barrio Morrones, para fines de los años 50 en la
esquina conexa con la Calle Real (avenida Miranda) se encontraba la casa de don
Mariano García.
En la misma
arista adyacente a la logia masónica la residencia y pulpería del turro
Anicacio, diagonal al negocio de Elías Galvis, que constituía una parada
obligatoria de la gente que llegaba desde la sabana a realizar sus compras y
ventas, en el punto referido se encontraba una vara sostenida por dos
estantillos, donde se amarraban los caballos, burros y mulas. Frente a la casa
de don Eloy Filardo se localizaba la casa de la familia Dugarte. Seguidamente
vivía la familia Trejo (el carpintero), la familia Hidalgo, el guate Cándido Ordùz.
Consecutivamente
estaba instalada la legendaria Compañía Inglesa, a la que los pobladores
bautizaron como la casa de los musiùs. Luego estaban los Fajardo, Julio Franco,
fabricante de alpargatas y doña Domitila, quien hacía unas exquisitas arepas
fritas, vendidas al precio de una locha. En la esquina siguiente vivía la
familia Leal, posteriormente en la otra saliente vivía la señora Ernestina, la
misma casa donde vivió el relojero Elías Ruiz (hoy diagonal al otrora El
Caney). Por la misma dirección se encontraba la casa de don Balbino Díaz,
íntegro hombre fabricante de los mejores panes de hornos de la época.
A la calle
Vásquez llegaría en 1945 Augusto Montero con su joven y noble esposa Margarita
Dávila, provenientes del vecindario Totumitos, estableciéndose casi al inicio
de la vía en la casa signada con el número 8, siendo de guasdua empañetada, con
tres cuartos, una sala y extenso terreno que ocupaban árboles frutales de gran
variedad, en ella formaría el matrimonio a su numerosa descendencia con
criterios cristianos y moralidad. Colindante a los Montero se ubicaba la casa
de don Eugenio Colmenares (don Calazan) casado con doña Carmelita.
Por el
cardinal naciente estaba para esa década la morada de Ramón Guerra, larense
venido al poblado magnetizado por las riquezas naturales del llano alto
apureño, casado con la señora Carmen, procrearían una honrada y digna familia,
siendo sus hijos: Saúl, Ramoncito, Nelly, Doris y Rosalía. Otras dignas raleas
y personas fundadoras de la calle son las siguientes: la viuda María Inés,
mujer bondadosa y amorosa para todos sus conocidos, en su domicilio arrendaban
siempre loros parlanchines que al mediodía y tardes orquestaban sus estridentes
retahílas; en ese orden, doña Carmelita Infante, Luís Beltrán López, la familia
de Elías Ruiz (el relojero), Rosa Sánchez, Martillado, Miguel Escobar, Ramón
Sajajù, Francisco (Pancho) Lara, doña Rosa López, don Ismael Robayo y María
Trejo, Emilio Tirado, Trina Izarra, doña Lilia, doña Marta, familia Isseles,
Alejo López, Gilberto González (Guachara), Yolanda Ortiz, la familia Silva,
Alejandro Ontiveros, familia Orozco Escobar, Edecia Ruiz, Homero Marchena, los
Briceño, don Miguel Escobar, los Guerrero, don Asunción y Amarilis Gómez de
Quintero, Ramona Alvarado, la familia Sánchez, los Zapata, Martínez, Neiva, los
Morales, Yolanda Ortiz, familia López, la alcurnia Trejo, los Rivero Fuenmayor,
Albarracín, y otras dignas y emblemáticas estirpes, todas ellas merecedoras de
respeto, estima y aprecio, conformando sus residentes precursores y los
llegados posteriormente una familia ampliada en una calle de fraternidad y
tradición.
LOS
CARNAVALES POR LA CALLE VÀSQUEZ.-
Durante las
décadas 60, 70, 80 y 90 los carnavales en nuestro pueblo tuvieron continuidad
inmemorable, cada sector y barrio del pueblo le impregnaba su propio colorido e
importancia, en torno a este asepecto, es merecido recordar los esplendidos y
célebres carnavales de la calle Vásquez, organizados por la catira Elubia
Escobar, con quien en día reciente compartimos un criollo desayuno en su
acogedora morada, para luego retroceder en el tiempo y rememorar con lucidez y
nostalgia aquellas celebraciones del Rey Momo. Elubia en compañía de su grupo
organizador entre ellos Elías Ruiz y el renco Alejo López planificaba cada festividad
de forma impecable, en las que participaban gente buena del pueblo y sus
invitados.
Cercado el
acceso a la calle con mecatillos se procedía a la elección de la reina del
carnaval, hermosas adolescentes fueron coronadas con vítores y aplausos por los
concurrentes, dando paso a la presentación de agrupaciones musicales y artistas
conocidos, así como a los concursos de baile, siempre con el infaltable
Heriberto Méndez (mejor conocido como Pichincha) luciendo para la ocasión sus
mejores disfraces y trajes, muchos de ellos confeccionados por la misma Elubia.
En el año 2000 se llevaría a cabo el último carnaval por esta importante e
histórica corredera, pero en las instalaciones de la Cervecería El Caney,
propiedad del poeta Jesús María Escobar. Se nos fueron aquellos años años, pero
quedo nuestra calle, la tradicional y emblemática calle Vázquez.
ALJER “CHINO” EREÙ.-.
#columna
#cronicasaltoapureñas
#aljer
#guasadualito
#apure
#sanfernandodeapure
#senderosdeapure
#yoamoapure
#venezuela