COLUMNA CRÓNICAS ALTO APUREÑAS: La Emblemática Calle Vásquez por Aljer “Chino” Ereú. - SenderosdeApure.Net

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martes, 4 de octubre de 2022

COLUMNA CRÓNICAS ALTO APUREÑAS: La Emblemática Calle Vásquez por Aljer “Chino” Ereú.

LA EMBLEMATICA CALLE VÀSQUEZ.


Sigo en trance

escribiendo sobre

épocas pasadas,

ahora de una calle:

la Vásquez,

calle de historia

casi olvidada.

 

BREVE INTRODUCCIÒN.-

Con el peregrinaje azaroso del tiempo fueron quedando huérfanas y afligidas las viejas calles, sin aquellos padres y sin aquellas madres que las transitaban. Extrañando a los  hijos que partieron y no volvieron, rememorando esas calles a  los años con huellas alegres, años con voces que platicaban inocencias en las esquinas, años buenos fueron aquellos, obsequiados para no se olvidados, abriles que ahora gimen por un regreso que es inverosímil. Calles del nirvana de Adán son las calles de mi pueblo, el pueblo clemente, el de las primaveras verdes, el del otoño de ocre, el de los inviernos con historias lluviosas, el de los veranos con solsticios cetrinos, el del Éufrates sararino, el del sol de oro y el de lluvias de arenas.


Todo marchó al ostracismo, se nos fue aquello, lo que un día fue y dejó de ser, sin embargo, antes del destierro las añejas vías alumbraron hijas fuliginosas en la ronda de La Selene lunar, perenne trasnochadora de caminos que fueron abriendo andariegos soñadores con sus alforjas de quimeras, haciendo crecer aquel poblado reticular llamado Guasdualito de forma presurosa. Y nacería la calle Vázquez antes del advenedizo progreso guasdualiteño. Esta es su historia.

 

INICIOS.-

Iniciada la sexta década de la centuria caducada, a paso moderado empezaría la metamorfosis de nuestro pueblo a ciudad intermedia, los elementos de desarrollo como afianzamiento (asfaltado) de vías extraurbanas e internas, alumbrado público, servicio de telefonía, nomenclatura, aeropostal, aeropuerto, entre otros aspectos civilizadores, aunados a la prestación de servicios prioritarios y ventajas geográficas, vislumbraban con buen augurio a lo que también era conocido folklóricamente como Periquera, al entrar en escena los factores de desarrollo el crecimiento poblacional y urbano empezaron a exigir nuevas vías y expansiones, de allí que improvisadamente fueran apareciendo callejones, pasadizos y correderas a los costados de las principales vías internas. En cuanto a los inicios de esta tradicional y candente corredera, la documentación revisada refiere su existencia en 1940, pero es de suponer que anterior a este año ya servía de conexión con la futura calle Cedeño y años tarde con la nueva vía El Márquez del Pumar, esta última seria propuesta con el designe en honor a nuestro fundador, por don Isaac Ontiveros en exposición de motivos y sesión ordinaria 02-031964.


El cognomento Vásquez a la nueva senda sería presentado por el mismo presidente municipal en asamblea ordinaria 34-051964, en honor al coronel independentista Genaro Vásquez, ilustre prócer nacido en la jurisdicción Irribaren (Barquisimeto) en 1796 y fallecido el 27 de marzo de 1818, compañero de guerra y lanza de confianza del Tigre de Payara José Antonio Páez, mostrando una bizarra valentía en todas las acciones que tomo parte, incluyendo el encarnizado combate de Ortiz (1818) donde recibió varias heridas que causaron su sentida baja.


EXPANSIÒN Y FAMILIAS FUNDADORAS.-

Senda de mucha historia es la calle Vásquez, con su génesis y evolución, escritos en el transite del tiempo por sus propios protagonistas, honorables y esforzados moradores quienes fueron dándole propia identidad y sentida pertenencia. En atención al poblamiento de la vereda, es necesaria la observación que, según el ordenamiento y la nomenclatura de aquella época la calle comenzaba por el punto este en prolongación al Barrio Morrones, para fines de los años 50 en la esquina conexa con la Calle Real (avenida Miranda) se encontraba la casa de don Mariano García.


En la misma arista adyacente a la logia masónica la residencia y pulpería del turro Anicacio, diagonal al negocio de Elías Galvis, que constituía una parada obligatoria de la gente que llegaba desde la sabana a realizar sus compras y ventas, en el punto referido se encontraba una vara sostenida por dos estantillos, donde se amarraban los caballos, burros y mulas. Frente a la casa de don Eloy Filardo se localizaba la casa de la familia Dugarte. Seguidamente vivía la familia Trejo (el carpintero), la familia Hidalgo, el guate Cándido Ordùz.

 

Consecutivamente estaba instalada la legendaria Compañía Inglesa, a la que los pobladores bautizaron como la casa de los musiùs. Luego estaban los Fajardo, Julio Franco, fabricante de alpargatas y doña Domitila, quien hacía unas exquisitas arepas fritas, vendidas al precio de una locha. En la esquina siguiente vivía la familia Leal, posteriormente en la otra saliente vivía la señora Ernestina, la misma casa donde vivió el relojero Elías Ruiz (hoy diagonal al otrora El Caney). Por la misma dirección se encontraba la casa de don Balbino Díaz, íntegro hombre fabricante de los mejores panes de hornos de la época.

   

A la calle Vásquez llegaría en 1945 Augusto Montero con su joven y noble esposa Margarita Dávila, provenientes del vecindario Totumitos, estableciéndose casi al inicio de la vía en la casa signada con el número 8, siendo de guasdua empañetada, con tres cuartos, una sala y extenso terreno que ocupaban árboles frutales de gran variedad, en ella formaría el matrimonio a su numerosa descendencia con criterios cristianos y moralidad. Colindante a los Montero se ubicaba la casa de don Eugenio Colmenares (don Calazan) casado con doña Carmelita.


Por el cardinal naciente estaba para esa década la morada de Ramón Guerra, larense venido al poblado magnetizado por las riquezas naturales del llano alto apureño, casado con la señora Carmen, procrearían una honrada y digna familia, siendo sus hijos: Saúl, Ramoncito, Nelly, Doris y Rosalía. Otras dignas raleas y personas fundadoras de la calle son las siguientes: la viuda María Inés, mujer bondadosa y amorosa para todos sus conocidos, en su domicilio arrendaban siempre loros parlanchines que al mediodía y tardes orquestaban sus estridentes retahílas; en ese orden, doña Carmelita Infante, Luís Beltrán López, la familia de Elías Ruiz (el relojero), Rosa Sánchez, Martillado, Miguel Escobar, Ramón Sajajù, Francisco (Pancho) Lara, doña Rosa López, don Ismael Robayo y María Trejo, Emilio Tirado, Trina Izarra, doña Lilia, doña Marta, familia Isseles, Alejo López, Gilberto González (Guachara), Yolanda Ortiz, la familia Silva, Alejandro Ontiveros, familia Orozco Escobar, Edecia Ruiz, Homero Marchena, los Briceño, don Miguel Escobar, los Guerrero, don Asunción y Amarilis Gómez de Quintero, Ramona Alvarado, la familia Sánchez, los Zapata, Martínez, Neiva, los Morales, Yolanda Ortiz, familia López, la alcurnia Trejo, los Rivero Fuenmayor, Albarracín, y otras dignas y emblemáticas estirpes, todas ellas merecedoras de respeto, estima y aprecio, conformando sus residentes precursores y los llegados posteriormente una familia ampliada en una calle de fraternidad y tradición.

 

LOS CARNAVALES POR LA CALLE VÀSQUEZ.-

Durante las décadas 60, 70, 80 y 90 los carnavales en nuestro pueblo tuvieron continuidad inmemorable, cada sector y barrio del pueblo le impregnaba su propio colorido e importancia, en torno a este asepecto, es merecido recordar los esplendidos y célebres carnavales de la calle Vásquez, organizados por la catira Elubia Escobar, con quien en día reciente compartimos un criollo desayuno en su acogedora morada, para luego retroceder en el tiempo y rememorar con lucidez y nostalgia aquellas celebraciones del Rey Momo. Elubia en compañía de su grupo organizador entre ellos Elías Ruiz y el renco Alejo López planificaba cada festividad de forma impecable, en las que participaban gente buena del pueblo y sus invitados.


Cercado el acceso a la calle con mecatillos se procedía a la elección de la reina del carnaval, hermosas adolescentes fueron coronadas con vítores y aplausos por los concurrentes, dando paso a la presentación de agrupaciones musicales y artistas conocidos, así como a los concursos de baile, siempre con el infaltable Heriberto Méndez (mejor conocido como Pichincha) luciendo para la ocasión sus mejores disfraces y trajes, muchos de ellos confeccionados por la misma Elubia. En el año 2000 se llevaría a cabo el último carnaval por esta importante e histórica corredera, pero en las instalaciones de la Cervecería El Caney, propiedad del poeta Jesús María Escobar. Se nos fueron aquellos años años, pero quedo nuestra calle, la tradicional y emblemática calle Vázquez.


ALJER “CHINO” EREÙ.-.

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