Prensa. Leonisia Cusati N.
Este bulto
aparece cuando el niño realiza alguna actividad física, hace un esfuerzo, puja
o llora, y desaparece cuando se relaja. Durante el desarrollo del bebé dentro
del vientre materno, un conducto llamado peritoneo vaginal cumple importantes
funciones en su vida embrionaria. Este conducto, que va desde el abdomen hasta
el escroto en los varones o los labios mayores en las niñas, ya debe estar
totalmente cerrado al momento del nacimiento.
Pero cuando no
ocurre así, se producen importantes patologías, entre ellas la hernia inguinal.
La cirujano pediatra Cristina González, especialista en cirugía laparoscópica,
explica que como se trata de un conducto que persiste y es permeable, a través
de él puede pasar un segmento de intestino; en el caso de las niñas puede incluso
pasar un ovario.
Según la
especialista, la intervención quirúrgica de hernias inguinales es la operación
más realizada por los cirujanos pediatras, entendiendo que estos atienden desde
recién nacidos hasta adolescentes de 17 años.
Del total de pacientes
pediátricos, aproximadamente 30% se operan por hernias inguinales, siendo más
frecuentes en bebés prematuros y en varones, así como en preescolares entre los
2 y los 4 años de edad. Comenta la pediatra que no hay una razón conocida para
que suceda más en varones que en hembras, “pero pudiera tener que ver con el
hecho de que el conducto peritoneo vaginal sirve para que los testículos
desciendan al escroto.”
Agrega que
cuando el bebé nace antes de tiempo, no le da chance a ese conducto de cumplir
con su función y no se cierra naturalmente. “Es por ello que también es más
frecuente en prematuros”, señala la especialista.
¿Cómo saber si el bebé tiene una hernia inguinal?
Las hernias
inguinales se manifiestan, principalmente, como un pequeño bulto que se hace
visible sobre todo cuando el bebé llora, puja, tose o se ríe. “A veces no es
tan evidente, pero los niños más grandes manifiestan dolor a nivel de la ingle,
donde está la hernia, sobre todo cuando realizan una actividad física.”
Asegura que, en los bebés es mucho más fácil que los padres se den cuenta si tienen una hernia inguinal porque ellos los cambian, los bañan y cuando el niño está riéndose o llorando la hernia se hace evidente.
Indica la
cirujano pediatra que, al referirse a este bulto, se hace referencia al
intestino que está dentro de la hernia como tal. “Ese bultico es el intestino
que entra y sale a través del conducto. En cualquier momento puede ocurrir que
se quede atrapado en la hernia, atascándose. Si pasan las horas, el flujo de sangre
se verá comprometido. Es como si un anillo se quedará atrapado en el dedo: este
comenzará a aumentar de volumen, se inflamará y, si pasan las horas, se pondrá
morado porque no le está llegando suficiente sangre.
Lo mismo ocurre
con una hernia atascada.” En resumen, se verá comprometido el flujo de sangre
hacia el intestino y este se puede perforar, creando un cuadro grave. Es lo que
comúnmente se conoce como hernia estrangulada.
Signos de alarma
y tratamiento
Advierte la
especialista de la importancia de estar atentos a ciertos síntomas específicos,
que son una alarma urgente de atender como, por ejemplo: dolor de inicio
abrupto en la región inguinal, que se intensifica con el paso de las horas;
aparición de un bulto en la región inguinal que no se reduce espontáneamente,
ni siquiera cuando el niño se relaja; el cambio de color de este bulto (rojo o
morado); que además el niño presente náuseas, vómitos o ausencia de
evacuaciones. “La presencia de uno o más de estos signos debe hacer que busques
atención de emergencia.”
Explica que las
hernias inguinales son diferentes a las umbilicales, de las que se puede
esperar que cierren solas durante los tres a cuatro primeros años de vida. Pero
las hernias inguinales no se van a cerrar por sí solas.
En el 100% de
los casos, independientemente de que se trate de un recién nacido, el
tratamiento es quirúrgico y debe hacerse al momento del diagnóstico, para
evitar la complicación de un atascamiento. “En el caso de los niños prematuros,
hay que ver las condiciones en las cuales nació el bebé. En esos casos hay que
mantener vigilancia muy estrecha hasta que alcance el peso y las condiciones
para poder realizar la intervención quirúrgica”, dice la doctora González
Comunian.
El abordaje o
corrección quirúrgica se puede hacer por vía convencional, a través de una
incisión o técnica abierta, o por vía laparoscópica. “La ventaja de la
laparoscopia es que, al ser una cirugía de mínima invasión, son heridas muy
pequeñas, la recuperación es mucho más rápida y el resultado estético es
mejor”, concluye la cirujano pediatra.
Para más
detalles, puede seguir a la doctora Cristina González Comunian, a través de su
cuenta en Instagram @dracristinacirujano
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