Crónica. Por ALJER.
Lo dijo el profeta
Enoc:
que los hombres
volarían,
la gente se confundía
amontonada en La
Manga,
pasaron décadas
largas
y se cumplió la
profecía.
Para
referirse a los comienzos de la aviación en la población de Guasdualito
(capital del municipio Páez del estado Apure), se hace necesario efectuar una
retrospectiva delimitada y fútil sobre esta actividad en lo regional, para de
esta forma conocer en pormenores sus inicios y evolución en esta recóndita pero
importante parte del país. Puede afirmarse que resulta exiguo lo que se ha
escrito sobre la aeronáutica en el ámbito propio, de allí que esta
condicionante resulte un óbice para el ensamblaje de alguna analecta en
cuestión, sin embargo, a través de la investigación y testimonios de
formidables fuentes orales, logra estructurarse en forma apreciativa y
sustancial lo que ha sido la aviación con sus escaladas y descendidas en
nuestra geografía guasdualitense.
En
continuidad con la cronología territorial, para 1932, la pionera Empresa
Francesa Aeropostal inicia los vuelos comerciales con el itinerario Maracay-San
Fernando de Apure y viceversa, las aéreo naves utilizadas para el fin eran un
par de Latecoéres 28, con pilotos franceses. Este innovador periplo tendría
gran aceptación en los habitantes pudientes, quienes preferirían trasladarse en
las alturas que a las pesadillas de las pocas e intransitables vías terrestres
para la época. Con el advenimiento del año 1948, se inicia una etapa importante
y de auge para la aeronáutica provincial; un grupo de emprendedores visionarios
encabezados por el capitán Carlos A. Chávez (falconiano) y el ganadero Rafael
Cordero (tachirense), juntan esfuerzos y crean la empresa RANSA, cuya
abreviatura significaba: Rutas Aéreas Nacionales S.A.
Ahora
bien, en lo que al contexto local se refiere, el cronista y profesor Exer
Fulco, en su publicación Pueblos que Nunca Olvido, refiere un dato
significativo: “Según el sr. Pedro Salazar, el primer avión en aterrizar en el
aeropuerto de Vara de María de Guasdualito, fue un monomotor de fabricación
francesa en el año 1937. (2005: 19) (Fin de cita).
En
atención a lo señalado por este palmario autor, e indagando sobre los diseños
de la Société pour l’Aviation et ses Deriveés, encontramos que para la época
las únicas maquinas voladoras de origen galo eran los bien recordados y
estruendosos modelos SPAD; cuya efectividad en la Primera Guerra Mundial
(1914-1918), le ganaría el fiel reconocimiento de la fuerza aérea de su país de
origen. Volviendo a lo pertinente, en referencia al aeropuerto de Vara de
María, este terminal aéreo venezolano localizado en la capital del municipio
Páez del estado Apure, no registra en ningún archivo o prolegómeno, la fecha
exacta de su inicio de funcionamiento. Con el transcurso de las décadas varias
han sido las remodelaciones de la pequeña infraestructura, en la actualidad posee
una sola pista de 2070 metros de largo con 30 de ancho, despachando solo vuelos
diurnos o transitorios. En esto hay que mencionar el alto impacto beneficioso
en lo económico y social, de proyectarse un rediseño de esta medular
instalación aeroportuaria, tomando en cuenta la posición geoestratégica del
municipio Páez.
En
ese orden y dentro del contexto local, el muy recordado Publio Sánchez, pionero
habitante del Guasdualito de antaño y, testigo presencial de la metamorfosis
del asentamiento provinciano y pulverulento al pueblo de ropones de alquitrán,
en sus reláficas dejaría constancia de un hecho que en su momento causaría
cierto grado de conmoción, más aun, teniendo en cuenta lo apartado,
incomunicado e incivilizado del pueblito de cuatro calles encajado en las
barrancas del portentoso río Sarare, el alejandrino rememoraría lo siguiente:
“Para
1940, mientras trabajaba en la prefectura llegó el primer avión de las
petroleras al pueblo, un gran acontecimiento, así que le pedí permiso al Jefe
Civil, cuando regresé me dijo mamando gallo: me contaron que te vieron
probándole el ala al avión. Eso ya hace más de medio siglo, finalizando el año
cuarenta, cuando ya estaba casado y disfrutaba organizando las fiestas,
redactando dedicatorias, y haciendo de cronista social”.(sic)
Se
cumplía la profecía hecha años atrás por el trotamundos Laureano Ojeda, llamado
El Profeta Enoc, quien en sus predicas vaticinaba: “Y los hombres volaran”,
pareciéndole a aquellos castos habitantes esta acción una verdadera y enloquecedora
hazaña de fin de mundo. La guasdualiteña Armida Gutiérrez nos contribuye con lo
siguiente: “El mismo don Publio, por ser un hombre probo y considerado,
llegaría a ejercer con eficiencia y por largo tiempo como administrador de la
aerolínea RANSA, la oficina de esta empresa estaba ubicada en su casa de
habitación por la calle Bolívar, cerca del hospital viejo”. (Sicum dixit).
Arribaría
la década del 50 y, con ella la llegada de la empresa Aeropostal, (línea aérea
fundada en el país en 1933 mediante la transacción del gobierno nacional a la
Compañía General Aeropostal Francesa). En Guasdualito esta sociedad seria
gestionada con eficiencia y buen criterio por don Antonio Stella (de
ascendencia italiana) y su esposa la señora Tulia Martínez de Stella, siendo
sus empleados: Elías Ruiz (experto relojero), Rigoberto Neiva y Antonio Medina.
Todos ellos personas visionarias y de avanzadas. En estos años se haría común
el arribo de los Avro 748 al viejo aeropuerto de Periquera.
Un
suceso grabado en las mentes de aquellas generaciones fue el accidente ocurrido
en junio de 1952; amanecería Guasdualito bajo una interminable cellisca
diluviana, en estas condiciones riesgosas los pilotos tenían que ingeniárselas
para llegar sanos y salvos a su destino. Serian como las 10 de la mañana cuando
empezó a oírse un ronroneo estrepitoso, lo que muchos confundían con truenos,
en pocos minutos e insospechablemente caería en la encharcada carretea: un DC9
proveniente de la ciudad de Barinas, el avión con capacidad para diez pasajeros
colisionaría con la oficina de Antonio Stella, como quien dice: del cielo a su
casa. Afortunadamente y gracias a la pericia del piloto Manuel R. Bermúdez, no
hubo mártires que lamentar.
Mención
obligada en esta reseña, es la referencia sobre aquellos pioneros del aire que
cruzaron en innumerables ocasiones los cielos alto apureños. El primero: el
capitán Zoilo Flores, con más de 20 mil horas de vuelo, es considerado como uno
de los más importantes contrafuertes de la aviación nacional. De origen
boliviano (La Paz) nacido en 1928, se iniciaría como piloto de caza, para luego
incursionar en la aviación civil, obteniendo el máximo grado de capitán.
Arribaría a la Venezuela Pérez Jimenista de 1952, como piloto e instructor de
RANSA, surcaría cotidianamente el itinerario Apure-Barinas-Bolívar. El capitán
Flores contraería nupcias en Periquera con la guasdualiteña Blanca Bocaranda,
de la unión marital nacería una prole honrada y laboriosa, uno de sus hijos con
igual nombre siguió los caminos de su padre, aquí cabe el adagio: Hijo de gato
caza ratón, pero en este caso: hijo de piloto nace piloto. El segundo: el
doctor Valeriano Moreno, médico de gran valía y con alto sentido de pertenencia
por su pueblo, sería el primer nacido en Guasdualito en pilotear avionetas
Cessnas, en el arriesgado trajinar se mantendría durante casi dos décadas; ya
no sería en el aire sino en tierra, el trágico final del preponderante galeno.
Otro pionero: don José Vidal, guasdualiteño, es un precursor de la aviación no
solo de Guasdualito, sino del país, sus bitácoras de vuelos lo ubican como un
exitoso y experimentado aeronauta, cuya experiencia la iniciaría tripulando
avionetas de Acasa y Acerca, para luego convertirse en piloto comercial de la
recordada y desaparecida Viasa (Venezolana Internacional de Aviación, Sociedad
Anónima) aerolínea venezolana, creada el 21 de noviembre de 1960.
A
mediados de los años 90 se activarían nuevas rutas comerciales, la empresa
Avior habilitaría sus modernas aeronaves con recorrido directo
Caracas-Barinas-Guasdualito. Como dato curioso, el lunes 02 de agosto de 1999,
una noticia impactaría en el ámbito nacional, los principales diarios
titularían: “Secuestrado el avión Beecheraft, siglas YV466C de la línea Avior”,
entre los rehenes figuraban: Víctor Orellana, Gladys González, Francisco
Briceño, Roque Heredia y el alcalde para ese entonces Exer Fulco, pero esa es
otra historia para traer del recuerdo.
Para
finalizar, como anecdotario, el conmemorado Fernando Archila, un Leonardo Da
Vinci local, asiduo lector del magazine “Mecánica Popular” en su inquieta y
feraz imaginación intentaría a mediados de los 60, pero sin éxito, fabricar un
carro volador, para ello, consultaba con frecuencia al polifacético e ingenioso
Guillermo Gutiérrez sobre el funcionamiento de los motores automotrices. Para
el perspicaz autodidacta existía la posibilidad de llevar a cabo el no poco
descabellado invento; encerrado como anacoreta en su improvisado taller,
lograría con un motor de Wolkswagen, instalado en una estructura metálica digna
del doctor Frankenstein, encender su terrorífico aparato, pero solo eso,
volarlo no pudo, debido a una pequeña explosión que truncaría su sueño de ser
el primer guasdualiteño en surcar los aires con diseño propio, sin duda alguna
otro adelantado para la época.
ALJER.
Email:chinoereu2014yahoo.es
Guasdualito-Apure.
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