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Diario Líder.
El Manchester City destapó
las carencias del Real Madrid y encarriló su pase a los cuartos de final de la
Liga de Campeones con una remontada con dos goles en cinco minutos, justo
cuando el conjunto de Zinedine Zidane parecía que podía acudir al Etihad con
ventaja.
Lo que no pudo conseguir
durante todo del partido, que controló el cuadro de Pep Guardiola casi siempre,
lo logró con las dianas del brasileño Gabriel Jesús y del belga Kevin de
Bruyne, éste de penalti, que revirtieron la diana de Isco Alarcón.
Fue el premio a un buen
trabajo tan solo empañado por el error de Rodri y Kyle Walker que aprovechó
Vinicius para servir a Isco, cuyo tanto daba la impresión que significaba el
reencuentro del Real Madrid con el gen de la ‘Champions’.
Esas dos acciones, junto a
otro ramillete que no pudo aprovechar, fueron el síntoma más claro de un
conjunto de Zidane de nuevo vulnerable, como en los últimos partidos. No ha
perdido la eliminatoria aún, pero está abocado a una victoria en Manchestrer
por más de un gol o por uno en un triunfo superior al 1-2. Además lo hará sin
su capitán, Sergio Ramos, que acabó expulsado al frenar a Gabriel Jesús cuando
se escapaba.
Sorprendió de entrada Pep
Guardiola, considerado por Zinedine Zidane el «mejor entrenador del mundo»,
dejando fuera del once al argentino Sergio ‘Kun’ Agüero. La partida de ajedrez
previa la completó el francés con otro giro de tuerca. El alemán Toni Kroos,
otro indiscutible, se quedó en el banquillo, como el galés Gareth Bale. Isco
Alarcón y Vinicius Jr. fueron sus apuestas de entrada.
Ambos técnicos se
repartieron elogios en la víspera. Luego, distribuyeron un interesante duelo
táctico, sin piedad, aunque optaron por considerar el choque como la primera
mitad de un partido de 90 minutos con el duelo del Etihad llamado a resolver la
confrontación.
Convirtieron el césped en
un tablero de ajedrez, del que, como le ocurría en su etapa al frente del
Barcelona, parecía salir victorioso Guardiola a los puntos gracias a su presión
medida, a su orden táctico milimétrico.
El Real Madrid pretendía
no volver a cometer errores de los últimos partidos para no entregar la
eliminatoria en este primer capítulo. Convirtió el City cada salida blanca de
balón casi en un suplicio y, cuando era necesario, no dudaba en manejar atrás y
hasta en retener el balón por parte de Ederson.
El respeto mutuo, hasta el
temor, presidían un partido que por momentos parecía hasta falto de intensidad.
Con el factor campo a favor para la vuelta ahí se manejaba con comodidad el
bloque ‘sky blue’, que justificó la titularidad de Gabriel Jesús, tirado a la
banda izquierda, cuando el brasileño se situó ante Thibaut Courtois, pero el
meta belga impidió el gol.
El cuadro de Zidane, como
tantas veces cuando está espeso, no tuvo más recurso que Vinicius. Aún sin
fluidez, también tuvo su ocasión con un remate de cabeza de Karim Benzema que
despejó a ras de suelo Ederson. El joven brasileño no pudo aprovechar el
rechace.
Fue la acción más lúcida
de los blancos en el primer periodo, que concluyó con un susto en la portería
de Courtois. Para su fortuna Casemiro sacó sobre la línea un balón que había
rebotado en Sergio Ramos tras un disparo de Gabriel Jesús.
Y el City disfurtó de un
inicio del segundo tiempo tan esperanzador que el Madrid parecía en la lona. En
cambio, un robo de balón le dio alas y esperanzas. Vinicius se escapó, atrajo a
tres defensas y envió a Isco, quien, solo, abrió el marcador de forma
inesperada (m.60).
El Real Madrid cometió a
prometérselas felices o al menos a pensar que iba a ir a la vuelta en ventaja,
pero no fue así. La permeabilidad y los fallos atrás volvieron a condenarle.
Gabriel Jesús, una auéntica pesadilla, firmó el empate con unm remate de cabeza
a pase de De Bruyne, quien culminó la remontada cinco minutos después al materializar
un penalti de Dani Carvajal sobre Raheem Sterling, que acaba de salir.
Descompuesto el Real
Madrid, el City no renunció a poner la puntilla. Sergio Ramos fue expulsado y
el cuadro blanco evitó el k.o. absoluto, pero no así la derrota, una más en el Santiago
Bernabéu, que ha perdido su condición de fortín, algo reiterado en los últimos
años.
EFE