Los expertos han
descubierto que el humo de esos fuegos desencadenó reacciones químicas en la
estratosfera que contribuyeron a la destrucción del ozono en latitudes medias
del hemisferio sur, una capa que protege a la Tierra de la radiación
ultravioleta entrante. Este es el primer análisis donde se establece un vínculo
químico entre el humo de los incendios forestales y el agotamiento del ozono.
Esta relación inducida por el humo, que puede generar pirocumulonimbos, es
decir, nubes altas, pudo agotar la columna de ozono en un 1 %, una cantidad
equivalente a la recuperación alcanzada tras los esfuerzos para detener su
destrucción en los últimos 10 años.
Los incendios forestales
están en la mira de todos, ya que cada vez son más intensos, más duraderos y
también se están produciendo en zonas no habituales. Los incendios forestales
australianos que duraron de junio de
2019 a mayo de 2020 serán recordados durante mucho tiempo tanto por su
velocidad como por el tamaño que alcanzaron, más de 23 millones de hectáreas
fueron devastadas y casi 3.000 millones de animales fueron desplazados. Además,
el millón de partículas de humo que se emitieron a la atmósfera sobrepasó los
35 km desde la superficie, una masa y un alcance comparables a los de un volcán
en erupción.
Sin embargo el impacto
tuvo más consecuencias, según un estudio realizado por un grupo de químicos
atmosféricos liderados por el Instituto de Tecnología de Massachussets (MIT por
sus siglas en inglés) y que se ha publicado en la revista PNAS. Los expertos
han descubierto que el humo de esos fuegos desencadenó reacciones químicas en
la estratosfera que contribuyeron a la destrucción del ozono en latitudes
medias del hemisferio sur, una capa que protege a la Tierra de la radiación
ultravioleta entrante.
Este es el primer
análisis donde se establece un vínculo químico entre el humo de los incendios
forestales y el agotamiento del ozono. Esta relación inducida por el humo, que
puede generar pirocumulonimbos, es decir, nubes altas, pudo agotar la columna
de ozono en un 1 %, una cantidad equivalente a la recuperación alcanzada tras
los esfuerzos para detener su destrucción en los últimos 10 años.
“Es bien sabido que los
incendios forestales aumentan la contaminación por ozono a nivel del suelo, lo
cual es un efecto negativo muy peligroso para la salud, pero la disminución del
ozono en la estratosfera a causa de ellos es un nuevo hallazgo”, señala Susan
Solomon, investigadora en el departamento de Ciencias de la Tierra,
Atmosféricas y Planetarias del MIT y autora principal del trabajo.
“Si los futuros incendios
forestales son más fuertes y frecuentes, como se prevé que ocurra con el cambio
climático, la recuperación prevista del ozono podría retrasarse años ahora que
el mundo ha dejado de producir sustancias químicas de clorofluorocarbono”,
alerta Solomon.
En marzo de 2020, poco
después de que los incendios empezaran a disminuir, el grupo observó un fuerte
descenso del dióxido de nitrógeno (NO2) en la estratosfera, que es el primer
paso de una cascada química que agota el ozono, descubrieron que este descenso
de NO2 está directamente relacionado con la cantidad de humo que los incendios
liberaron en la estratosfera.
Pengfei Yu, de la
Universidad de Jinan en China y coautor de este trabajo, en el 2021, analizó en
otro estudio el impacto de los incendios y descubrió que el humo acumulado
había calentado partes de la estratosfera hasta 2 ºC, un calentamiento que se
mantuvo durante seis meses. La investigación también encontró indicios de
destrucción del ozono en el hemisferio sur tras los incendios.
En 1989, la científica
Solomon, descubrió que estas partículas volcánicas pueden destruir el ozono
mediante una serie de reacciones químicas, sobre todo cuando acumulan humedad
en su superficie y reaccionan con las sustancias químicas que circulan en la
estratosfera. En este estudio los investigadores verificaron que las partículas
de humo habían conseguido absorber agua además de compuestos orgánicos
generados por el incendio tales como la acetona y el formaldehído.
“El agua en las
partículas disminuye la concentración de dióxido de nitrógeno en la
estratosfera. Como este es un neutralizador del cloro de los
clorofluorocarbonos (especialmente el monóxido de cloro), hubo menos dióxido de
nitrógeno y más pérdida de ozono”, detalla Solomon. “Grandes disminuciones de
dióxido de nitrógeno en el humo, tan grande que la cantidad de NO2 sobre
Australia fue la más baja de los últimos 20 años”, continúa explicando la
científico.
Para comprobar este efecto, utilizaron tres instrumentos de satélite independientes y analizaron las observaciones del dióxido de nitrógeno en el hemisferio sur en los meses anteriores y posteriores a los desastres. Las mediciones en los distintos aparatos mostraron lo mismo: “Es la primera vez que la ciencia establece un mecanismo químico que relaciona el humo de los incendios forestales con el agotamiento del ozono. Puede que solo sea un mecanismo químico entre muchos otros, pero está claramente ahí”, subraya.
“La disminución del ozono
también aumenta las cataratas en los seres humanos y, por supuesto, también
puede afectar a las plantas y los animales”, concluye la científica, con el fin
de entender un poco mejor qué sucede, este equipo está estudiando otras
reacciones desencadenadas por el humo de los incendios forestales que podrían
contribuir aún más a la destrucción del ozono.
Referencia:
Susan Solomon et al.
2022. On the stratospheric chemistry Of mid-latitude wildfire smoke. PNAS 2022.
https://doi.org/10.1073/pnas.2117325119
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